miércoles, 25 de febrero de 2009

Un mar de lágrimas

Un mar de lágrimas
de Carlos Marzal

Sufrirás. Ya has sufrido.
Tal vez estés sufriendo.
Y aunque sepas por qué (si es que lo sabes),
ese conocimiento no será tu consuelo.

El adiós a los tuyos; el azar,
implacable; la incógnita del cielo,
todo lo que se pierde
hechos y vida abajo, tiempo abajo,
o también vida arriba, hacia lo que te espera,
todo, configura el sabor de tus lágrimas,
un sabor sin sabor, ya que no lo comparte
quien te ha visto sufrir
-no puede compartirlo-,
un sabor que no entiendes,
un cúmulo de lágrimas que trazan,
no sé dónde,
un mar por el que bogan,
y no sé para qué,
inútiles por siempre, inconsolables,
quién sabe desde cuándo,
su alma,
tu alma
y la mía.

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Ya no tiene remedio, es verdad, hay cosas que ya no tienen remedio.
Hoy me cayó el veinte de algo que me había estado atormentando durante dos años, ahora siento un extraño sentimiento de paz. Sigo esperando la llegada de más respuestas, sigo esperando el momento en el que pierda la necesidad, sigo esperando el momento de la liberación... Pero mientras espero... me la estoy pasando super cool.
Yo nunca he sido constante, ni de ideas claras. No sé lo que hago la mayor parte del tiempo, pero creo que ahora estoy muy cerca de estar casi lista para hacer lo que debo. Y será bueno para todos.

viernes, 20 de febrero de 2009

Desencanto

Desencanto
de Antonio Plaza

Nuestra senda regada está de llanto,
el placer del placer es el suicidio,
detrás de la ilusión está el fastidio
y detrás del fastidio el desencanto.

Lleno yo de fastidio y de quebranto,
sin fuerza ya contra la suerte lidio,
y muerto para el mundo, sólo envidio
a los muertos que guarda el camposanto.

El infierno sus furias desenfrena,
viento de maldición en torno zumba,
que a penar el destino me condena,

y he de pensar hasta que al fin sucumba;
con el peso brutal de la cadena,
que arrastra el hombre hasta la negra tumba...

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¿Qué más podría decir?
Esta vez, el poema ha hablado por mí... Aunque en realidad, cada vez que escribo aquí, algún poema habla por mí. El desencanto en varias de mis ilusiones y anhelos se ha posado. Ahora sólo me queda esperar a que pase la tormenta. Sólo me queda esperar que cuando pase la tormenta me queden los ciemientos de lo que sé será destruido, sólo espero tener la fuerza para reconstruir.

jueves, 5 de febrero de 2009

El nudo

El nudo
de José Angel Buesa

Me costaba trabajo desatar aquel nudo
aquel viejo vestigio de una vieja ilusión
que no sé todavía cómo pudo
enredar sus raíces sobre mi corazón.

Era un nudo tan firme,
tan imperioso y cruel,
que pensé muchas veces que al morirme
moriría con él.

Me costaba trabajo
y el tiempo se me iba
vanamente doblándolo hacia abajo
vanamente torciéndolo hacia arriba.

¡Ah, castigo final de los amantes,
que es el dolor más terco y más agudo:
doloroso castigo de las manos sangrantes
queriendo deshacer un viejo nudo!

Luchar porfiadamente,
ciegamente quizás
y comprender un día, de repente,
que al tratar de aflojarlo se apretó más y más.

Pero ahora voy cantando por la vida
despreocupadamente una canción,
aunque tengo una herida
una pequeña herida sobre mi corazón.

Y es que quizás fui rudo,
como quien ciega un pozo, como quien parte un gajo
pero ya me dolía tanto el nudo
que lo corte de un tajo.



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Paola me recomendó este poema... y está muy bueno, justo así es como me siento en este momento, con ese enorme nudo en el pecho y sin poder deshacerlo... Sólo el timepo dirá si tendré que cortarlo.