sábado, 31 de octubre de 2009

A tu puerta llamé...

A tu puerta llamé...
de Rubén Bonifaz Nuño

A tu puerta llamé. No estabas.
Aspas de viaje te arrancaron.
¿Quién volverá cuando regreses?
Viento sin recuerdos, en la noche
se envuelve de inútiles presagios.

Dicen que la vida prosigue.
Entre nieves remotas, luces
que desconozco, abro los brazos
-lazarillos a ciegas-; busco.

Desde aquí, junto a la oreja sorda
amo en secreto, y enmudezco.
Dicen que la vida no perdona.
A tu puerta llego, y sin mirarte,
maravillado te contemplo.

¿Regresaste, vives, te escondiste?
Frente a tu casa silenciosa
-pienso que estás-, no llamo. Espero.
Y pasa la vida, y se detiene.


--------------------------------------------

Gracias por estar conmigo cuando te quise. Gracias por enseñarme cómo debía de verse el amor. Gracias por estar a mi lado mientra yo luchaba por encontrarme en un mundo que parecía estar hecho de sombras. Gracias por tu oído y por tu frenética risa clara y transparente. Gracias por enseñarme a decirte no y por liberarme de las cadenas que me impuse alrededor del cuerpo.


Gracias por estar ahí y por haberme amado.

domingo, 25 de octubre de 2009

Día

Día
de Octavio Paz


¿De qué cielo caído,
oh insólito,
inmóvil solitario en la ola del tiempo?
Eres la duración,
el tiempo que madura
en un instante enorme, diáfano:
flecha en el aire,
blanco embelesado
y espacio sin memoria ya de flecha.
Día hecho de tiempo y de vacío:
me deshabitas, borras
mi nombre y lo que soy,
llenándome de ti: luz, nada.

Y floto, ya sin mí, pura existencia.

-------------------------------------------

A veces, me encantaría sentirme así: llena de nada y no tener que pensar. No tener que recordar e imaginar un futuro que no iba a llegar nunca.

lunes, 19 de octubre de 2009

Al ver por donde huyes...

Al ver por donde huyes...
de Manuel Altolaguirre


Al ver por donde huyes
dichoso cambiaría
las sendas interiores de tu alma
por la de alegres campos.
Que si tu fuga fuera
sobre verdes caminos
o sobre las espumas
y te vieran mis ojos,
seguirte yo sabría.
No hacia dentro de ti.
donde te internas,
que al querer perseguirte
me doy contra los muros de tu cuerpo.
No hacia dentro de ti,
porque no estemos:
tú, pálida, escondida;
yo, como ante una puerta
ante tu pecho frío.

-----------------------------------------

Mucha tarea, muchos trabajos, muchas investigaciones. Me empeño en cansarme hasta dejar de pensar. Me empeño en desgastar tu significado a fuerza de repetición. Me empeño en olvidar.


jueves, 15 de octubre de 2009

Gacela del amor desesperado

Gacela del amor desesperado
de Federico García Lorca

La noche no quiere venir
para que tú no vengas
ni yo pueda ir.

Pero yo iré
aunque un sol de alacranes me coma la sien.
Pero tú vendrás
con la lengua quemada por la lluvia de sal.

El día no quiere venir
para que tú no vengas
ni yo pueda ir.

Pero yo iré
entregando a los sapos mi mordido clavel.
Pero tú vendrás
por las turbias cloacas de la oscuridad.

Ni la noche ni el día quieren venir
para que por ti muera
y tu mueras por mí.
----------------------------------------



Por fin estoy leyendo el Diván del Tamarit, que era el último libro de poemas de mi amado Federico que me faltaba conseguir. Me está encantando.

viernes, 9 de octubre de 2009

Destino

Destino
de Rosario Castellanos

Matamos lo que amamos. Lo demás
no ha estado vivo nunca.
Ninguno está tan cerca. A ningún otro hiere
un olvido, una ausencia, a veces menos.
Matamos lo que amamos. ¡Que cese ya esta asfixia
de respirar con un pulmón ajeno!
El aire no es bastante
para los dos. Y no basta la tierra
para los cuerpos juntos
y la ración de la esperanza es poca
y el dolor no se puede compartir.

El hombre es animal de soledades,
ciervo con una flecha en el ijar
que huye y se desangra.

Ah, pero el odio, su fijeza insomne
de pupilas de vidrio; su actitud
que es a la vez reposo y amenaza.

El ciervo va a beber y en el agua aparece
el reflejo de un tigre.
El ciervo bebe el agua y la imagen. Se vuelve
—antes que lo devoren— (cómplice, fascinado)
igual a su enemigo.

Damos la vida sólo a lo que odiamos.

----------------------------------------------

¿Cómo pasó? No lo sé, pero me alegra. He conocido a alguien que me alegra el día sólo con estar ahí. Hace años que eso no me pasaba, desde hace 5 años no me embargaba tremenda sensación de conocer mejor a alguien... Con suerte esta vez me irá tan bien o mejor que en esa ya tan hablada ocasión.



martes, 6 de octubre de 2009

Amando el tiempo

Amando el tiempo
de Luis Cernuda

El tiempo, insinuándose en tu cuerpo,
como nube de polvo en fuente pura,
aquella gracia antigua desordena
y clava en mí una pena silenciosa.

Otros antes que yo vieron un día,
y otros luego verán, cómo decae
la amada forma esbelta, recordando
de cuánta gloria es cifra un cuerpo hermoso.

Pero la vida solos la aprendemos,
y placer y dolor se ofrecen siempre
tal muendo virgen para cada hombre;
así mi pena inculta es nueva ahora.

Nueva como lo fuese al primer hombre,
que cayó con su amor del paraíso,
cuendo viera, su cielo ya vencido
por sombras, decaer el cuerpo amado.

-------------------------

Al azar lo tomé de un libro. A, sabes que te amo, el poema estuvo precioso, en verdad que tienes un gusto espléndido.

domingo, 4 de octubre de 2009

Rima XXVII

Rima XXVII
de Gustavo Adolfo Bécquer


Despierta, tiemblo al mirarte;
dormida, me atrevo a verte;
por eso, alma de mi alma,
yo velo mientras tú duermes.

Despierta, ríes, y al reír tus labios
inquietos me parecen
relámpagos de grana que serpean
sobre un cielo de nieve.

Dormida, los extremos de tu boca
pliega sonrisa leve,
suave como el rastro luminoso
que deja un sol que muere.
¡Duerme!

Despierta, miras y al mirar tus ojos
húmedos resplandecen
como la onda azul en cuya cresta
chispeando el sol hiere.

Al través de tus párpados, dormida,
tranquilo fulgor vierten,
cual derrama de luz, templado rayo,
lámpara transparente.
¡Duerme!

Despierta, hablas y al hablar vibrantes
tus palabras parecen
lluvia de perlas que en dorada copa
se derrama a torrentes.

Dormida, en el murmullo de tu aliento
acompasado y tenue,
escucho yo un poema que mi alma
enamorada entiende.
¡Duerme!

Sobre el corazón la mano
me he puesto porque no suene
su latido y de la noche
turbe la calma solemne.

De tu balcón las persianas
cerré ya porque no entre
el resplandor enojoso
de la aurora y te despierte.
¡Duerme!

---------------------------------------------

Me prefiero dormida que despierta estos días. Estoy cansada.