sábado, 28 de noviembre de 2009

El amor que calla

El amor que calla
de Gabriela Mistral



Si yo te odiara, mi odio te daría
en las palabras, rotundo y seguro;
¡pero te amo y mi amor no se confía
a este hablar de los hombres tan oscuro!

Tú lo quisieras vuelto un alarido,
y viene de tan hondo que ha deshecho
su quemante raudal, desfallecido,
antes de la garganta, antes del pecho.

Estoy lo mismo que estanque colmado
y te parezco un surtidor inerte.
¡Todo por mi callar atribulado
que es más atroz que entrar en la muerte!

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Así que callada me encuentro, o torpe y tartamuda cuando abro la boca. Creo que prefiero mantenerme callada, por ahora, hasta que encuentre la manera de recuperar el aire cuando tus ojos se encuentran con los míos.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Soneto IX

Soneto IX
de Pablo Neruda

Al golpe de la ola contra la piedra indócil
la claridad estalla y establece su rosa
y el círculo del mar se reduce a un racimo,
a una sola gota de sal azul que cae.

Oh radiante magnolia desatada en la espuma,
magnética viajera cuya muerte florece
y eternamente vuelve a ser y a no ser nada:
sal rota, deslumbrante movimiento marino.

Juntos tú y yo, amor mío, sellamos el silencio,
mientras destruye el mar sus constantes estatuas
y derrumba sus torres de arrebato y blancura,

porque en la trama de estos tejidos invisibles
del agua desbocada, de la incesante arena,
sostenemos la única y acosada ternura.

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No había leído a Neruda en un rato, no iba con mi humor, sus poemas eran demasiado amorosos y yo estaba en un estado muy no-amoroso.


Ahora que regresa por aquí yo sólo puedo asegurar que ya no estoy en un estado no-amoroso... quizás esté en un estado radicalmente contrario.


Aunque eso todavía no lo puedo comentar.


Reitero, de ahora en adelante solamente carcajadas.

martes, 17 de noviembre de 2009

Lágrima

Lágrima
de Arthur Rimbaud

Lejos de los pájaros, de los rebaños, de los aldeanos,
bebía, acurrucado en un brezal
rodeado de tiernos bosques de avellanos,
en una niebla del atardecer tibio y verde.

¿Qué podía yo beber en este joven Oise,
olmos sin voz, césped sin flores, cielo cubierto;
qué sacaba de la calabaza de yaro?
Un licor de oro, insípido que hace sudar.

Tal, yo hubiera sido mala insignia de posada.
Después la tormenta cambió el cielo, hasta el anochecer.
Fueron países negros, lagos, varas,
columnatas bajo la noche azul, estaciones.

el agua de los bosques se perdía sobre las arenas vírgenes,
el viento, del cielo, arrojaba témpanos a los mares...
¡Bien! ¡Como un pescador de oro o mariscos,
decir que no ha tenido inquietud de beber!

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Así que Rimbaud, siempre me logra encantar. Hoy, aunque desconcertada y algo confundida, estoy feliz. Estoy feliz por una razón: ya he dado el primer paso hacia adelante. El resto... el resto es una carcajada.

sábado, 14 de noviembre de 2009

Se querían

Se querían
de Vicente Aleixandre

Se querían.
Sufrían por la luz, labios azules en la madrugada,
labios saliendo de la noche dura,
labios partidos, sangre, ¿sangre dónde?
Se querían en un lecho navío, mitad noche, mitad luz.

Se querían como las flores a las espinas hondas,
a esa amorosa gema del amarillo nuevo,
cuando los rostros giran melancólicamente,
giralunas que brillan recibiendo aquel beso.

Se querían de noche, cuando los perros hondos
laten bajo la tierra y los valles se estiran
como lomos arcaicos que se sienten repasados:
caricia, seda, mano, luna que llega y toca.

Se querían de amor entre la madrugada,
entre las duras piedras cerradas de la noche,
duras como los cuerpos helados por las horas,
duras como los besos de diente a diente sólo.

Se querían de día, playa que va creciendo,
ondas que por los pies acarician los muslos,
cuerpos que se levantan de la tierra y flotando...
se querían de día, sobre el mar, bajo el cielo.

Mediodía perfecto, se querían tan íntimos,
mar altísimo y joven, intimidad extensa,
soledad de lo vivo, horizontes remotos
ligados como cuerpos en soledad cantando.

Amando. Se querían como la luna lúcida,
como ese mar redondo que se aplica a ese rostro,
dulce eclipse de agua, mejilla oscurecida,
donde los peces rojos van y vienen sin música.

Día, noche, ponientes, madrugadas, espacios,
ondas nuevas, antiguas, fugitivas, perpetuas,
mar o tierra, navío, lecho, pluma, cristal,
metal, música, labio, silencio, vegetal,
mundo, quietud, su forma. Se querían, sabedlo.


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Sí, nos queríamos y así nos queríamos. Ya no más. El tiempo me hará olvidar, incluso a ti.


domingo, 8 de noviembre de 2009

Lady Lazarus

Lady Lazarus
by Sylvia Plath

I have done it again.
One year in every ten
I manage it--

A sort of walking miracle, my skin
Bright as a Nazi lampshade,
My right foot

A paperweight,
My face a featureless, fine
Jew linen.

Peel off the napkin
O my enemy.
Do I terrify?--

Yes, yes Herr Professor
It is I.
Can you deny

The nose, the eye pits, the full set of teeth?
The sour breath
Will vanish in a day.

Soon, soon the flesh
The grave cave ate will be
At home on me

And I a smiling woman.
I am only thirty.
And like the cat I have nine times to die.

This is Number Three.
What a trash
To annihilate each decade.

What a million filaments.
The peanut-crunching crowd
Shoves in to see

Them unwrap me hand and foot--
The big strip tease.
Gentlemen, ladies

These are my hands
My knees.
I may be skin and bone,I may be Japanese,

Nevertheless, I am the same, identical woman.
The first time it happened I was ten.
It was an accident.

The second time I meant
To last it out and not come back at all.
I rocked shut

As a seashell.
They had to call and call
And pick the worms off me like sticky pearls.

Dying
Is an art, like everything else.
I do it exceptionally well.

I do it so it feels like hell.
I do it so it feels real.
I guess you could say I've a call.

It's easy enough to do it in a cell.
It's easy enough to do it and stay put.
It's the theatrical

Comeback in broad day
To the same place, the same face, the same brute
Amused shout:

'A miracle!'
That knocks me out.
There is a charge

For the eyeing of my scars, there is a charge
For the hearing of my heart--
It really goes.

And there is a charge, a very large charge
For a word or a touch
Or a bit of blood

Or a piece of my hair or my clothes.
So, so, Herr Doktor.
So, Herr Enemy.

I am your opus,
I am your valuable,
The pure gold baby

That melts to a shriek.
I turn and burn.
Do not think I underestimate your great concern.

Ash, ash--
You poke and stir.
Flesh, bone, there is nothing there--

A cake of soap,
A wedding ring,
A gold filling.

Herr God, Herr Lucifer
Beware
Beware.

Out of the ash
I rise with my red hair
And I eat men like air.

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A veces yo no sé qué hacer sin ti. A veces yo no sé qué hacer conmigo. A veces yo no sé qué hacer sin eso que una vez llamé amor cuando te llamé a larga distancia. ¿Recuerdas? Yo recuerdo. La playa, el mar, la belleza me rodeaba y sólo pude pensar en ti. El amor llama a larga distancia. Pero no hay quien conteste. Nunca hubo.



Tú vives en solitud. Yo estoy intentando encontrar compañía en el silencio.

martes, 3 de noviembre de 2009

Poema

Poema
de Rubén Bonifaz Nuño

Viejo en su prisión de viejos huesos,
me encontraste el corazón. Un punto,
al amor se abrieron sus ventanas.

Me has dado, ciego, contemplarte;
sordo, en el silencio oír tu risa;
sin piernas ya, seguir tus pasos.

Desaparecida la memoria,
relumbras, presente, como eterna;
y recién nacido, por cantarte
inventa el mudo las palabras.

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Este poema se acaba de publicar por primera vez en el suplemento cultural del periódico La Jornada el domingo 1 de noviembre de 2009.


Yo lo leí el miércoles 21 de octubre del presente año, el día de mi segundo encuentro con el Doctor Bonifaz en su oficina. Nunca en mi vida había conocido a alguien que me dejará tan maravillada por su extrema inteligencia. Me considero honrada sólo por haber tenido la oportunidad de conocerlo y sentarme a platicar con él.


Éste es mi muy humilde homenaje a su obra y la manera en que conmovió a tantas personas como a mí.


Y también es éste el último que te dedico. Ya no puedo gastar más palabras amorosas si lo único que recibo es incertidumbre.