martes, 7 de diciembre de 2010

Casida VI De la mano imposible

Casida de la mano imposible
de Federico García Lorca

Yo no quiero más que una mano,
una mano herida, si es posible.
Yo no quiero más que una mano,
aunque pase mil noches sin lecho.

Sería un pálido lirio de cal,
sería una paloma amarrada a mi corazón,
sería el guardían que en la noche de mi tránsito
prohibiera en absoluto la entrada a la luna.

Yo no quiero más que esa mano
para los diarios aceites y la sábana blanca de mi agonía.
Yo no quiero más que esa mano
para tener un ala de mi muerte.

Lo demás todo pasa.
Rubor sin nombre ya. Astro perpetuo.
Lo demás es lo otro; viento triste,
mientras las hojas huyen en bandadas.

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Regrésame mi mano izquierda. Detesto que sea un peso muerto que no me hace caso cuando le grito que espero que desaparezca, pero las manos no hacen caso, y cuelgan y pesan y a veces osn un lastre que me recuerda todas las noches que pasé esperando que esos suspiros deletrearan mi nombre y se abrieran todas las nubes para verte caer como una mota de polvo que flota a contraluz y me recuerda a mi infancia, triste y denegada, desvanecida entre acuarelas sin sentido.

martes, 16 de noviembre de 2010

Fragmentos

Fragmentos
de Safo (traducción de Juan Ferraté)

23, 3-6
Pues cuando me fijo en tu cara
me parece que ni Hermione
fue como tú y que no es impropio
igualarte a la rubia Helena.

26, 2-4
Pues aquellos a quines
yo quiero bien, de todos
son los que más me dañan.

34
Las estrellas que cercan a la luna
atrás ocultan su luciente cara,
cuando está llena y más que nunca brilla
sobre la tierra.

48
Viniste, y yo te quería;
y helaste mi corazón
encendido de deseo.
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Hace ya un rato que no posteaba nada por aquí. Este fin de semana estuve platicando con gente que me recordó mi gran pasión por la poesía de Safo, que aunque no se conserva en su totalidad, es singularmente la mejor poesía lírica escrita en su época.

domingo, 3 de octubre de 2010

Noche oscura

Noche oscura
de San Juan de la Cruz

En una noche oscura,
con ansias, en amores inflamada
¡oh dichosa ventura!,
salí sin ser notada
estando ya mi casa sosegada.

A oscuras y segura,
por la secreta escala disfrazada,
¡Oh dichosa ventura!,
a oscuras y en celada,
estando ya mi casa sosegada.

En la noche dichosa
en secreto, que nadie me veía,
ni yo miraba cosa,
sin otra luz y guía
sino la que en el corazón ardía.

Aquésta me guiaba
más cierto que la luz del mediodía,
adonde me esperaba
quien yo bien me sabía,
en parte donde nadie parecía.

¡Oh noche que guiaste!
¡Oh noche amable más que el alborada!
¡Oh noche que juntaste
Amado con amada,
amada en el Amado transformada!

En mi pecho florido
que entero para él sólo se guardaba,
allí quedó dormido,
y yo le regalaba,
y el ventalle de cedros aire daba

El aire de la almena,
cuando yo sus cabellos esparcía,
con su mano serena
en mi cuello hería
y todos mis sentidos suspendía.

Quedéme y olvidéme,
el rostro recliné sobre el Amado,
cesó todo y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.

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Al parecer, de ahora en adelante, voy a estar posteando los poemas que leo en clase y en los que me tengo que concentrar. Éste, creo es muy bello. No tiene nada que ver conmigo, ya que el misticismo religioso nomás no se me da, pero tiene un alto grado de valor estético.

Deséenme suerte, la escuela es una cosa peligrosa.

sábado, 25 de septiembre de 2010

Soneto XIII

Soneto XIII
de Garcilaso de la Vega

A Dafne ya los brazos le crecían
y en luengos ramos vueltos se mostraban;
en verdes hojas vi que se tornaban
los cabellos qu’el oro escurecían;

de áspera corteza se cubrían
los tiernos miembros que aun bullendo staban;
los blancos pies en tierra se hincaban
y en torcidas raíces se volvían.

Aquel que fue la causa de tal daño,
a fuerza de llorar, crecer hacía
este árbol, que con lágrimas regaba.

¡Oh miserable estado, oh mal tamaño,
que con llorarla crezca cada día
la causa y la razón por que lloraba!

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Amor roto, amor perdido, amor transformador. Tengo que escribir un ensayo acerca de este soneto y de su filosofía amorosa. No sé qué hacer. No sé yo de estas cosas.

martes, 13 de julio de 2010

La reina

La reina
de Pablo Neruda


Yo te he nombrado reina.
Hay más altas que tú, más altas.
Hay más puras que tú, más puras.
Hay más bellas que tú, hay más bellas.
Pero tú eres la reina.
Cuando vas por las calles
nadie te reconoce.
Nadie ve tu corona de cristal, nadie mira
la alfombra de oro rojo
que pisas donde pasas,
la alfombra que no existe.

Y cuando asomas
suenan todos los ríos
en mi cuerpo, sacuden
el cielo las campanas,
y un himno llena el mundo.

Sólo tú y yo,
sólo tú y yo, amor mío,
lo escuchamos.

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Por haberte soñado hace tan poco, por esperar el nuevo día que se asoma entre libros viejos colmados de sabiduría, por abril, agosto y todas las primaveras que se me resbalan cuando me acuerdo de ti, y de tu pelo.

viernes, 11 de junio de 2010

El último amor

El último amor
de Vicente Aleixandre

I
Amor mío, amor mío.
Y la palabra suena en el vacío. Y se está solo.
Y acaba de irse aquella que nos quería. Acaba de salir. Acabamos de oír
cerrarse la puerta.
Todavía nuestros brazos están tendidos. Y la voz se queja en la garganta.
Amor mío...

Cállate. Vuelve sobre tus pasos. Cierra despacio la puerta, si es que no quedó bien cerrada.
Regrésate.
Siéntate ahí, y descansa.
No, no oigas el ruido de la calle. No vuelve. No puede volver.
Se ha marchado, y estás solo.
No levantes los ojos para mirarlo todo, como si en todo aún estuviera.
Se está haciendo de noche.
Ponte así: tu rostro en tu mano.
Apóyate. Descansa.
Te envuelve dulcemente la oscuridad, y lentamente te borra.
Todavía respiras. Duerme.
Duerme si puedes. Duerme poquito a poco, deshaciéndote, desliéndote
En la noche que poco a poco te anega.
¿No oyes? No, ya no oyes. El puro
Silencio eres tú, OH dormido, OH abandonado,
OH solitario.
¡OH, si yo pudiera hacer que nunca más despertases!

II
Las palabras del abandono. Las de la amargura.
Yo mismo, sí, yo y no otro.
Yo las oí. Sonaban como las demás. Daban el mismo sonido.
Las decían los mismos labios, que hacían el mismo movimiento.
Pero no se las podía oír igual. Porque significan: las palabras
Significan. Ay, si las palabras fuesen sólo un suave sonido,
Y cerrando los ojos se las pudiese escuchar en el sueño...

Yo las oí. Y su sonido final fue como el de una llave que se cierra.
Como un portazo.
Las oí, y quedé mudo.
Y oí los pasos que se alejaron.
Volví, y me senté.
Silenciosamente cerré la puerta yo mismo.
Sin ruido. Y me senté. Sin sollozo.
Sereno, mientras la noche empezaba.
La noche larga. Y apoyé mi cabeza en mi mano.
Y dije...
Pero no dije nada. Moví mis labios. Suavemente, suavísimamente.
Y dibujé todavía
El último gesto, ese
Que yo ya nunca repetiría.

III
Porque era el último amor. ¿No lo sabes?
Era el último. Duérmete. Calla.
Era el último amor...
Y es de noche.
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Este es un re-post. Lo encontré muy adecuado a como me siento ahora. Sólo puedo decir que es de noche.

domingo, 23 de mayo de 2010

Soneto Amoroso 6

Soneto Amoroso 6
Rubén Bonifaz Nuño

Te lo habrán dicho ya: que nadie muere
de ausencia, que se olvida, que un lamento
se repara con otro, y es el viento
o la raya en el agua que se hiere.

Y esta sed miserable que no quiere
perderte, acabará; y el pensamiento
por tanto tiempo tuyo, en un momento;
aunque hoy se aferre y grite y desepere.

Si todo se ha de ir, ¿por qué llegaste?
¿Por qué, si no me quieres, me has querido?
¿me has curado tan sólo para herirme?

Así fue; te tuviste y me dejaste;
nada me quedará: te he recibido
no más que para verte y despedirme.
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Estoy sola porque quiero, porque así lo prefiero, porque después de malas relaciones necesito curarme de espantos y alejarme de las personas. Pero te quiero de todas maneras, te quiero como inspiración y te quiero como sentimiento alejado. Te quiero de lejos, como a la bruma y a la niebla. Te quiero porque no me conoces... porque quizás nunca lo harás y eso me consuela.

sábado, 8 de mayo de 2010

Acaso una palabra [2]

Acaso una palabra, 2
de Rubén Bonifaz Nuño

No sé. Todas las noches te he soñado;
por eso sufriré todos los días.
No lo puedo evitar; tú lo decías:
no lo olvida el corazón cuando se ha dado.

En el aire se mueve un desolado
olor a tiempo ausente. Las vacías
horas se van sin allma. ¿Lo sentías
al decirlo? No sé. Pero ha pasado.

Duermo: pesa mi amor sobre la palma
de tus manos, seguro como nave
por la corriente en paz que la nivela.

O la angustia de golpe me desarma;
barco sin playa soy, puerta sin llave,
soledad sin espejo: estoy en vela.

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Como no sé que sentir, dejo que otros hablen por mí.

domingo, 18 de abril de 2010

Cuerpo entero

Cuerpo entero
de Ulalume González de León

Separar el tacto de las manos
hacia un repertorio disidente
de ejercicios de menos

Tocar sólo tu voz.
Después: sólo tu olor.
Después: sólo tu luz.

Después:
lo inacabado en tu presencia
un desconocimiento.

Y volver a calzarme el tacto
para tocar tu cuerpo
para tocar en tu desnudo
lo desnudo también de desnudez.

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Prefiero no hablar. No tengo ganas de exponerme con peroratas de amores imposibles y pasiones compungidas.

lunes, 12 de abril de 2010

Sonetos de la muerte III

Sonetos de la muerte
de Gabriela Mistral

III

Malas manos tomaron tu vida desde el día
en que, a una señal de astros, dejara su plantel
nevado de azucenas. En gozo florecía.
Malas manos entraron trágicamente en él...

Y yo dije al Señor: ?«Por las sendas mortales
le llevan. ¡Sombra amada que no saben guiar!
¡Arráncalo, Señor, a esas manos fatales
o le hundes en el largo sueño que sabes dar!

»¡No le puedo gritar, no le puedo seguir!
Su barca empuja un negro viento de tempestad.
Retórnalo a mis brazos o le siegas en flor».

Se detuvo la barca rosa de su vivir...
¿Que no sé del amor, que no tuve piedad?
¡Tú que vas a juzgarme, lo comprendes, Señor!

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A veces el amor duele, casi siempre la pérdida duele.

Tú ya no me dueles, pero a veces, cuadno hace frío, o va a llover, te siento en mi rodilla, como una vieja herida de guerra y agradezco a quien me escuche que hubo un día en que nos vivimos.

domingo, 28 de marzo de 2010

Despecho

Despecho
de Juana de Ibarbourou

¡Ah, qué estoy cansada! Me he reido tanto,
tanto, que a mis ojos ha asomado el llanto;
tanto, que este rictus que contrae mi boca
es un rastro extraño de mi risa loca.

Tanto, que esta intensa palidez que tengo
(como en los retratos de viejo abolengo)
es por la fatiga de la loca risa
que en todo mi cuerpo su sopor desliza.

¡Ah, qué estoy cansada! Déjame que duerma;
pues, como la angustia, la alegría enferma.
¡Qué rara ocurrencia decir que estoy triste!
¿Cuándo más alegre que ahora me viste?

¡Mentira! No tengo ni dudas, ni celos,
Ni inquietud, ni angustias, ni penas, ni anhelos,
Si brilla en mis ojos la humedad del llanto,
es por el esfuerzo de reirme tanto...
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Toca el poema del mes. He estado ocupada, cansada, insomne. He estado haciendo tareas, y caminando, y pensando, y, a veces, escribiendo. He estado recordando, sin ganas, como volver a desdibujar ese rostro de antaño.

domingo, 21 de febrero de 2010

No-poema


Hoy no hay poema.


Mañana no habrá poema.

Quizás no encuentre otro poema para compartir.

Estoy ocupada y no tengo tiempo
para preocuparme de poemas insensatos
cuya rima no puedo dejar de repetir.

No esperes otro poema,
otra rima, otro verso,
no esperes una stanza más
ni el recuerdo primigenio de un hiperbatón;

no esperes otro poema,
no esperes otra plegaria, ni otra oración.

Hoy no hay poema. Mañana, tampoco habrá.

viernes, 29 de enero de 2010

Las nueve

Las nueve
de Federico García Lorca

Azul sin sangre.
Aire de tercipelo.
¡Oh amiga mía!
Podemos
bajar la cisterna del corazón,
podemos
por el río de las palabras
llegar a la isla del beso.
Podemos
hundirnos en el olivar
sediento.
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Podemos olvidar que existimos.

Puedo olvidar que te quise.

Puedo abandonar un pasado que sólo logra tumbarme de rodillas.

Podemos negar. Podemos negar.

sábado, 23 de enero de 2010

Amor

Amor
de César Vallejo

Amor, ya no vuelves a mis ojos muertos;
y cuál mi idealista corazón te llora.
Mis cálices todos aguardan abiertos
tus hostias de otoño y vinos de aurora.
Amor, cruz divina, riega mis desiertos
con tu sangre de astros que sueña y que llora.
Amor, ya no vuelves a mis ojos muertos
que temen y ansían tu llanto de auroral
Amor, no te quíero cuando estás distante
rifado en afeites de alegre bacante,
o en frágil y chata facción de mujer.
Amor, ven sin carne, de un Icor que asombre;
y que yo, a manera de Dios, sea el hombre
que ama y engendra sin sensual placer!

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Amor, si regresaste a la vida de César, ¿podrías también regresar a la mía?

Prometo, esta vez, no tratarte como la última ocasión que me visitaste, prometo no culparte de nuevo por mis desventuras, prometo no mentir. Prometo amar sin sentirme culpable.

domingo, 10 de enero de 2010

Daddy

Daddy
by Sylvia Plath

You do not do, you do not do
Any more, black shoe
In which I have lived like a foot
For thirty years, poor and white,
Barely daring to breathe or Achoo.

Daddy, I have had to kill you.
You died before I had time--
Marble-heavy, a bag full of God,
Ghastly statue with one gray toe
Big as a Frisco seal

And a head in the freakish Atlantic
Where it pours bean green over blue
In the waters off beautiful Nauset.
I used to pray to recover you.
Ach, du.

In the German tongue, in the Polish town
Scraped flat by the roller
Of wars, wars, wars.
But the name of the town is common.
My Polack friend

Says there are a dozen or two.
So I never could tell where you
Put your foot, your root,
I never could talk to you.
The tongue stuck in my jaw.

It stuck in a barb wire snare.
Ich, ich, ich, ich,
I could hardly speak.
I thought every German was you.
And the language obscene

An engine, an engine
Chuffing me off like a Jew.
A Jew to Dachau, Auschwitz, Belsen.
I began to talk like a Jew.
I think I may well be a Jew.

The snows of the Tyrol, the clear beer of Vienna
Are not very pure or true.
With my gipsy ancestress and my weird luck
And my Taroc pack and my Taroc pack
I may be a bit of a Jew.

I have always been scared of you,
With your Luftwaffe, your gobbledygoo.
And your neat mustache
And your Aryan eye, bright blue.
Panzer-man, panzer-man, O You--

Not God but a swastika
So black no sky could squeak through.
Every woman adores a Fascist,
The boot in the face, the brute
Brute heart of a brute like you.

You stand at the blackboard, daddy,
In the picture I have of you,
A cleft in your chin instead of your foot
But no less a devil for that, no not
Any less the black man who

Bit my pretty red heart in two.
I was ten when they buried you.
At twenty I tried to die
And get back, back, back to you.
I thought even the bones would do.

But they pulled me out of the sack,
And they stuck me together with glue.
And then I knew what to do.
I made a model of you,
A man in black with a Meinkampf look

And a love of the rack and the screw.
And I said I do, I do.
So daddy, I'm finally through.
The black telephone's off at the root,
The voices just can't worm through.

If I've killed one man, I've killed two--
The vampire who said he was you
And drank my blood for a year,
Seven years, if you want to know.
Daddy, you can lie back now.

There's a stake in your fat black heart
And the villagers never liked you.
They are dancing and stamping on you.
They always knew it was you.
Daddy, daddy, you bastard, I'm through.

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Hay que dejar ir muchas cosas para poder seguir adelante. Hay que poder dejarlas ir sin que nos pese demasiado el hacerlo o no se puede seguir porque siempre se voltea hacia atras a ver lo que se abandonó.


Pronto, y sin darse cuenta, uno sigue adelante y como un suspiro todas las ilusiones y los sueños vanos se evaporan y no hay más dolor.


Ese día llegó. Y soy libre.