lunes, 22 de octubre de 2018

Memorial de Tlatelolco

Memorial de Tlatelolco
de Rosario Castellanos

La oscuridad engendra la violencia
y la violencia pide oscuridad
para cuajar el crimen.
Por eso el dos de octubre aguardó hasta la noche
para que nadie viera la mano que empuñaba
el arma, sino sólo su efecto de relámpago.
Y a esa luz, breve y lívida, ¿quién? ¿Quién es el que mata?
¿Quiénes los que agonizan, los que mueren?
¿Los que huyen sin zapatos?
¿Los que van a caer en el pozo de una cárcel?
¿Los que se pudren en el hospital?
¿Los que se quedan mudos, para siempre, de espanto?
¿Quién? ¿Quiénes? Nadie. Al día siguiente, nadie.
La plaza amaneció barrida; los periódicos
dieron como noticia principal
el estado del tiempo.
Y en la televisión, en la radio y el cine
no hubo ningún cambio de programa,
ningún anuncio intercalado ni un
minuto de silencio en el banquete.
(Pues prosiguió el banquete.)
No busques lo que no hay: huellas, cadáveres,
que todo se le ha dado como ofrenda a una diosa:
a la Devoradora de Excrementos.
No hurgues en los archivos pues nada consta en actas.
Ay, la violencia pide oscuridad
porque la oscuridad engendra sueño
y podemos dormir soñando que soñamos.
Mas he aquí que toco una llaga: es mi memoria.
Duele, luego es verdad. Sangra con sangre.
Y si la llamo mía traiciono a todos.
Recuerdo, recordamos.
Esta es nuestra manera de ayudar a que amanezca
sobre tantas conciencias mancilladas,
sobre un texto iracundo, sobre una reja abierta,
sobre el rostro amparado tras la máscara.
Recuerdo, recordemos
hasta que la justicia se siente entre nosotros.

jueves, 11 de octubre de 2018

La cruz de Bistolfi

LA CRUZ DE BISTOLFI
de Gabriela Mistral 

Cruz que ninguno mira y que todos sentimos,
la invisible y la cierta como una ancha montaña:
dormimos sobre ti y sobre ti vivimos;
tus dos brazos nos mecen y tu sombra nos baña.


El amor nos fingió un lecho, pero era
sólo tu garfio vivo y tu leño desnudo.
Creímos que corríamos libres por las praderas
y nunca descendimos de tu apretado nudo.


De toda sangre humana fresco está tu madero,
y sobre ti yo aspiro las llagas de mi padre,
y en el clavo de ensueño que lo llagó, me muero.


¡Mentira que hemos visto las noches y los días!
Estuvimos prendidos, como el hijo a la madre,
a ti, del primer llanto a la última agonía!

miércoles, 10 de octubre de 2018

Recado a Rosario Castellanos

Recado a Rosario Castellanos
de Jaime Sabines


Sólo una tonta podía dedicar su vida a la soledad y al amor.
Sólo una tonta podía morirse al tocar una lámpara,
si lámpara encendida,
desperdiciada lámpara de día eras tú.
Retonta por desvalida, por inerme,
por estar ofreciendo tu canasta de frutas a los árboles,
tu agua al manantial,
tu calor al desierto,
tus alas a los pájaros.
Retonta, rechayito, remadre de tu hijo y de ti misma.
Huérfana y sola como en las novelas,
presumiendo de tigre, ratoncito,
no dejándote ver por tu sonrisa,
poniéndote corazas transparentes,
colchas de terciopelo y de palabras
sobre tu desnudez estremecida.
¡Cómo te quiero, Chayo, cómo duele
pensar que traen tu cuerpo! –así se dice
(¿Dónde dejaron tu alma? ¿No es posible
rasparla de la lámpara,
recogerla del piso con una escoba?
¿Qué, no tienen escobas en la Embajada?)
¡Cómo duele, te digo, que te traigan,
te pongan, te coloquen, te manejen,
te lleven de honra en honra funerarias!
(¡No me vayan a hacer a mí esa cosa
de los Hombres Ilustres, con una chingada!)
¡Cómo duele, Chayito! ¿Y eso es todo?
¡Claro que es todo, es todo!
Lo bueno es que hablan bien en el Excélsior
y estoy seguro de que algunos lloran,
te van a dedicar tus suplementos,
poemas mejores que éste, estudios, glosas,
¡qué gran publicidad tienes ahora!
La próxima vez que platiquemos
te diré todo el resto.
Ya no estoy enojado.
Hace mucho calor en Sinaloa.
Voy a irme a la alberca a echarme un trago.

lunes, 8 de octubre de 2018

Fragmento de La casa junto al río

La casa junto al río (fragmento) 
de Elena Garro 

LAS TRAGEDIAS SE GESTAN muchos años antes de que ocurran. El germen trágico está en el principio de las generaciones y éstas, como los caballitos de las ferias, hacen la ronda alrededor del tiempo, pasan y nos señalan. Pasa Caín asesinando a Abel, y la quijada de burro permanece en su lugar inicial; pasa el incestuoso lecho de Edipo, y sus horribles ojos sacados de las órbitas; pasa Helena con el fruto de oro, premio a la belleza y origen de la guerra y pasa Job el castigado por su inocencia. Aparece Nerón fornicando y aspirando el humo del incendio que nunca afinará su lira y también pasa Cuauhtémoc de pie y prendido en su piragua y todos giran en la infinita ronda que nos refleja y engendra la tragedia. Y el tiempo circular e idéntico a sí mismo, como un espejo reflejando a otro espejo nos repite. 

A veces la belleza de una abuela determina la muerte de sus nietos o la ruina de sus descendientes. Una mentira pesa durante generaciones y sus consecuencias son imprevistas e infinitas. Enfrentarse al reflejo del pasado produce el exacto pasado y buscar el origen de la derrota produce la antigua derrota.

viernes, 5 de octubre de 2018

Kinsey Report

Kinsey Report
de Rosario Castellanos

1

—¿Si soy casada? Sí. Esto quiere decir
que se levantó un acta en alguna oficina
y se volvio amarilla con el tiempo
y que hubo ceremonia en una iglesia
con padrinos y todo. Y el banquete
y la semana entera en Acapulco.

No, ya no puedo usar mi vestido de boda.
He subido de peso con los hijos,
con las preocupaciones. Ya ve usted, no faltan.

Con frecuencia, que puedo predecir,
mi marido hace uso de sus derechos o,
como él gusta llamarlo, paga el débito
conyugal. Y me da la espalda. Y ronca.
Yo me resisto siempre. Por decoro.
Pero, siempre también, cedo. Por obediencia.

No, no me gusta nada.
De cualquier modo no debería de gustarme
porque yo soy decente ¡y él es tan material!

Además, me preocupa otro embarazo.
Y esos jadeos fuertes y el chirrido
de los resortes de la cama pueden
despertar a los niños que no duermen después
hasta la madrugada.

2

Soltera, sí. Pero no virgen. Tuve
un primo a los trece años.

Él de catorce y no sabíamos nada.
Me asusté mucho. Fui con un doctor
que me dio algo y no hubo consecuencias.

Ahora soy mecanógrafa y algunas veces salgo
a pasear con amigos.
Al cine y a cenar. Y terminamos
la noche en un motel. Mi mamá no se entera.

Al principio me daba vergüenza, me humillaba
que los hombres me vieran de ese modo
después. Que me negaran
el derecho a negarme cuando no tenía ganas
porque me habían fichado como puta.

Y ni siquiera cobro. Y ni siquiera
puedo tener caprichos en la cama.
Son todos unos tales. ¿Qué que por qué lo hago?
Porque me siento sola. O me fastidio.

Porque ¿no lo ve usted? estoy envejeciendo.
Ya perdí la esperanza de casarme
y prefiero una que otra cicatriz
a tener la memoria como un cofre vacío.
 

3

Divorciada. Porque era tan mula como todos.
Conozco a muchos más. Por eso es que comparo.

De cuando en cuando echo una cana al aire
para no convertirme en una histérica.

Pero tengo que dar el buen ejemplo
a mis hijas. No quiero que su suerte
se parezca a la mía.

4

Tengo ofrecida a Dios esta abstinencia,
¡por caridad, no entremos en detalles!

A veces sueño. A veces despierto derramándome
y me cuesta un trabajo decirle al confesor
que, otra vez, he caído porque la carne es flaca.

Ya dejé de ir al cine. La oscuridad ayuda
y la aglomeración en los elevadores.

Creyeron que me iba a volver loca
pero me estaba atendiendo un médico. Masajes.

Y me siento mejor.

5

A los indispensables (como ellos se creen)
los puede usted echar a la basura,
como hicimos nosotras.

Mi amiga y yo nos entendemos bien.
Y la que manda es tierna, como compensación:;
así como también la que obedece
es coqueta y se toma sus revanchas.

Vamos a muchas fiestas, viajamos a menudo
y en el hotel pedimos
un solo cuarto y una sola cama.

Se burlan de nosotras pero también nosotras
nos burlarnos de ellos y quedamos a mano.

Cuando nos aburramos de estar solas
alguna de ios dos irá a agenciarse un hijo.

¡No, no de esa manera! En el laboratorio
de la inseminación artificial.

6

Señorita. Sí, insisto. Señorita.

Soy joven. Dicen que no fea. Carácter
llevadero. Y un día
vendrá el Príncipe Azul, porque se lo he rogado
como un milagro a San Antonio. Entonces
vamos a ser felices. Enamorados siempre.

¡Qué importa la pobreza! Y si es borracho
lo quitaré del vicio. Si es mujeriego
yo voy a mantenerme siempre tan atractiva,
tan atenta a sus gustos, tan buena ama de casa,
tan prolífica madre
y tan extraordinaria cocinera,
que se volverá fiel como premio a mis méritos,
entre los que el mayor es la paciencia.

Lo mismo que mis padres y los de mi marido
celebraremos nuestras bodas de oro
con gran misa solemne.

No, no he tenido novio. No, ninguno
todavia. Mañana.

martes, 20 de octubre de 2015

Geografías de Eros 20-Coda

Geografías de Eros 

de Daniela Birt


20 

Te amé demasiado tarde,  
quizás en la pequeña demasía 
del tiempo en el papel,  
como a la musa que cae del altar 
hasta los bosques de sombras líquidas 
y se torna  flor 
                       o estrella 
                                        o polvo 
                                                       o mariposa. 
Te quise demasiado lento,  
pensé un instante 
que se convirtió en años eternos 
mientras te desvanecías   
como camino alterado  
o ángel de terracota. 
Amor de barro 
y espiga de oro,  
te he dejado empolvar 
en mi cabeza y mis guaridas; 
te he dejado 
en una solitud amarga y exigua 
que nace siempre de mi miedo 
y es herida doble 
en puño y diana.  
Qué egoísta escrúpulo  
te tocó como manto. 
Qué desdeñada cadena,  
me ata ahora 
a un silencio que germinas 
en brusquedad errante 
por inútil castigo 
o suspendida muerte. 

21 

En un giro del sueño,  
los casis se me han transformado 
en desiertos; 
las primaveras han caído  
en inviernos 
y el aire del estío que te cubría 
es ahora 
un vapor sofocante y sordo. 
Como sigilosa sombra,  
o pedazo de noche 
te me has alejado de pronto. 
No hay trenes que lleven a tu destino 
no hay auroras 
que te iluminen en la mente. 
Existes ahora. 
Eres la fragante luz  
que me eleva,  
me toma de la mano  
y pasea conmigo entre libros 
y gente perdida en sus propias músicas,  
para mí desconocidas. 
Y esa realidad,  
ese pecho latente, mi cuello barnizado,  
por un tibio remanso de exhalación 
que emites desde las flores 
íntimas que te conforman 
no serán ya delirio o montaña,  
nieve irrisoria que no he conocido 
ni arena desértica y caliente  
en la que no me he quemado,  
tu sagrado pecho será el lugar 
donde yacen todos mis pensamientos momentáneos,  
será el murmullo ausente 
de las tempestades que rugen; 
ya no seremos  
el ansia de la intempestiva ola 
o el añejado olor de la grama,  
seremos las estrellas mismas 
las incomunicadas cumbres 
que se contemplan en la noche 
acostadas en un giro onírico,  
una cúspide real ante un amor ilusorio. 

[Un anexo] 

 

22 

Creía tener pecho de acero 
y una cabeza reticente  
                                    y roja. 
Nunca me creí derrotista,  
                                           o silente,       
                                                           o sumisa. 
Mas ahora, con ya todo cubierto por una finísima capa de polvo,  
como un velo azul y tirano 
de ojos embravecidos: 
hay un ligero purgatorio, 
en el alma callada,  
queda el triste sonido de una canción vieja 
y el organillo que la toca, vacía y pesadamente,  
como tu veloz silencio,  
y mis carencias internas. 
Creí no conocer el fracaso 
de las palabras muertas,  
el ultraje de los recuerdos retornables,  
la quema de las naves… 
Pensé que habría de pasar exenta 
de los desazones del vencido 
y en la tormenta 
mi cabeza permanecería rígida,  
mi espalda, marmórea,  
una estatua impertérrita 
ante el desastre y el relámpago. 
El tiempo de las aves termina,  
eterno e inequívoco,  
dictando la llegada de días en que doblarnos 
sea lo único restante. 
Pero la insistencia se me ha vaciado,  
diluida en el púrpura matiz de tu boca cerrada,  
en el acuoso tinte 
de tus ojos truncos 
y el traslúcido aroma 
de las turquesas alas con que te vistes. 
Más parece que el infierno 
se fragua 
en las voluntariosas mentes 
de acero,  
en los yelmos potentes,  
en la marfilada convicción; 
se asemeja el dolor 
en pinceladas de decisión sobrevaluada 
o terquedad.  
Al final, las necedades y largas listas de fallas 
y sombras,  
y sangre que hervía  
y dolía,  
             y sabía hacer doler 
parecen ofensas y pecados,  
sin más juez que el tiempo. 

[Coda] 

En esos días sin horas,  
aquéllos en los que mi tiempo 
se diluye por en medio de palabras 
o papeles 
en los que detengo la respiración constante 
para procurarme un instante sordo; 
tu siempre laberíntico humor 
es un despertar constante, 
un retorno continuo y perenne 
del inalcanzable recuerdo de tu risa 
o el fino roce de tus cabellos. 
Son suficientes dos instantes de tu luz 
para liberarme 
del polvoriento estupor del fuego muerto, 
las gardenias secas 
o los repentinos sueños mansos 
que implotan 
en máscaras grotescas 
con las que te escondes 
de un mundo que cae al vacío. 
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He aquí la última parte del libro que saqué el año pasado: Geografías de Eros, algo así como un viaje hacia el enamoramiento y la decepción.

El libro entero está en Scribd, échenle un ojo: https://www.scribd.com/doc/231365780/Geografias-de-Eros