martes, 29 de septiembre de 2009

Así

Así
de Alfonsina Storni

Hice el libro así:
gimiendo, llorando, soñando, ay de mí.

Mariposa triste, leona cruel,
di luces y sombras de una vez.
Cuando fui leona nunca recordé
como pude un día mariposa ser.
Cuando mariposa jamás me pensé
que pudiera un día zarpar o morder.

Encogida a ratos y a saltos después
samgraron mi vida y a sangre maté.
Sé que, ya paloma, pesado ciprés,
o mata florida, lloré y más lloré.
Ya probandos sales, ya robando miel,
los ojos lloraron a más no poder.
Da entonces lo mismo, que lo he visto bien.
Ser rosa o espina, ser néctar o hiel.

Así voy a curvas con mi mala sed
podando jardines de todo jaez.

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Pues yo también lloré, todos lloramos, todo el tiempo. Pero ahora estoy bien, por fin estoy bien. El llanto ha cesado. Espero que llegue alguien que no me haga llorar en el futuro.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Cante hondo

Cante hondo
de Manuel Machado

A todos nos han cantado
en una noche de juerga
coplas que nos han matado...

Corazón, calla tu pena;
a todos nos han cantado
en una noche de juerga.

Malagueñas, soleares
y seguiriyas gitanas...
Historias de mis pesares
y de tus horitas malas.

Malagueñas, soleares
y seguiriyas gitanas...

Es el saber popular,
que encierra todo el saber:
que es saber sufrir, amar,
morirse y aborrecer.

Es el saber popular,
que encierra todo el saber.
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Digamos que esta vez quiero hacerle un poco de homenaje a la madre patria. Aunque quisiera negar mi herencia andaluza, no podría... la sangre me llama. Además la certeza de estas palabras me tomó por sorpresa: tiene razón, en el saber popular se encuentra todo lo que uno necesita saber de la vida.

lunes, 14 de septiembre de 2009

El velo centelleante

El velo centelleante
de Margarita Michelena

Yo no canto
por dejar testimonio de mi estancia
ni para que me escuchen los que, conmigo , mueren
ni por sobrevivirme en las palabras.

Canto para salir de mi rostro en tinieblas
a recordar los muros de mi casa,
porque entrando en mis ojos quedé ciega
y a ciegas, reconozco, cuando canto,
el infinito umbral de mi morada.

II

Cuando me dividiste de ti, cuando me diste
el país de mi cuerpo y me alejaste
del jardín de tuis manos,
yo tuve, en prenda tuya, las palabras,
temblorosos espejos donde, a veces,
sorprendo tus señales.
Sólo tengo palabras. Sólo tengo
mi voz infiel para buscarte.

Reino oscuro de enigmas me entregaste,
y un ángel que me hiere cuando te olvido y callo,
y una lengua doliente y una copa sellada.

Esto es la poesía. No un don de fácil música
ni una gracia riente.
Apenas una forma de recordar. Apenas,
- entre el hombre y su orilla -
una señal, un puente.

Per él voy con mis pasos,
con mi timepo y mi muerte,
llevando en estas manos prometidas al polvo,
-que de ti me separan, que en otra me convierten
y que son mi frontera inexpugnable -,
un hilo misterioso, una escala secreta,
una llave que a veces abre puertas de sombra,
una lejana punta del vuelo centelleante.

Eso tengo y no más. Una manera
de zarpar por instantes de mi carne,
del límite y del nombre que me diste,
del ser y el tiempo en que me confinaste.

Has querido dejarme un torpe vuelo,
la raíz de mis alas anteriores
y este nublado espejo, rostro apenas
de la memoria que me arrebataste.

Y yo, que antes de la ceguera
del nacer, fui contigo
una sonora gota de música oceánica,
lloro bajo la cifra de mi nombre,
en esta soledad de ser yo misma,
de ser entre mi sangre un nostálgico huésped
que su idioma ha olvidado, mas no olvida
que es hoja separada de su ramo celeste.

III

Pero voy caminando hacia el retorno,
pero voy caminando hacia el silencio.
Pero voy caminando hacia tu rostro,
allá donde la música dejó de ser ya tiempo,
allá donde las voces son todas la voz tuya.

Aún es mi camino de palabras,
aún no me disuelves en tu música,
aú no me confundes y me salvas.
Mas tú me tomarás desde el cadáver
vacío de mis pasos.
Derribará tu soplo la muralla
de mi nombre y mis manos
y apagará la vacilante antorcha
conque mi voz, abajo, te buscaba.

Recobrarás el incendiado espejo
en que atisbé, temblando, tu fantasma
y este sonoro, sello que en mi frente
me señaló un destino de nostalgia.
Y callaré. Devolveré este reino
de frágiles palabras.

Por qué cantar entonces, si ya habré recordado,
si estará abierta entonces esta rosa enigmática?


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¿Qué más me queda decir? Todo lo he dicho ya. Espero que te vaya bien y mi estúpido y ridículo amor no te haya molestado. La carta... me gustaría poder volverla a leer, pero tú tienes la única copia, no era mi intención incomodarte con ella.

Por si te queda la duda, te dedico éste, y todos los demás poemas del blog; todos me recordaban a ti.

martes, 8 de septiembre de 2009

Aunque bien sé que no me extrañas

Aunque bien sé que no me extrañas
De Rubén Bonifaz Nuño

Aunque bien sé que no me extrañas,
aunque tengo la razón, me acuerdo:
el cáncer terminó; te ausentas
por todo lo mal que supe amarte.

Ya fui desventurado cuando
estuviste aquí, y en el momento
donde te vas, me desventuro.
La sola ventaja de estar ciego
es acaso no poder mirarte.

Ya morir sin arrepentimiento
es mi esperanza, y te lo digo
porque al fin te conozco;
que si he pedido muchas cosas,
pude pagar con sobreprecio
las pocas que me fueron dadas.

Mientras más mal te portas, mucho
más te voy queriendo, y porque espero
menos, me injurio y te acrecientas.
Así tuvo que ser: de tanto
que te procuré, me aborreciste;
tan sólo pesares te he dejado.

Raspaduras de celos, dudas
que no opacaron la certeza
de cuanto en ti me desolaba.

Tú, como si nada, te diviertes;
pero entristécete:
si todos sabrán que estoy quemado,
ninguno sabrá que por tus llamas.

Vete como de veras; pierde
el número atroz de este teléfono,
la dirección que no aprendiste,
aquel corazón tan despistado.

Igual sigue siendo todo; nadie
hay como tú, por mi fortuna;
pero a nadie como tú he llegado.

En el agua escrito y en el viento
quedó el amor perpetuo. Sombras.
Y me quemo, y de mejor violencia
—ay, mamá— te alumbro al apagarme.

Ya te conozco, ya obligado
soy a bien quererte y despreciarme.
Pero no, porque me da vergüenza;
pero sí, porque me estoy muriendo
sin voluntad ni penitencia.

Y por todo: porque no quisiste
permanecer, porque me olvidas,
porque me voy tristeando, gracias
te doy. Y por andar de noche.


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Dígamos que este es un poema de aceptación, o mínimo así lo veo yo. Es mi triste manera de decir que quizá es hora de empezar a caminar sola, sin cargar tu sombra a todos lados.
Sigo creyendo, por si se lo preguntaban, y sigo intentando. Pero ahora por otros rumbos.

sábado, 5 de septiembre de 2009

El poema de amor

El poema de amor
de Efraín Huerta

El poema de amor es el poema
de cada día: la sombra de una hoja
y este mirar al cielo en anhelante
perseguir una flor, una sonrisa.

¿El poema de amor? La más humilde
y la más tierna lluvia, el sobresalto
de una gota en la mano, como si una
leve mirada tuya iluminase
la selva en que se nutre el desconsuelo.

¿El poema de amor? El gran poema
de caminar conforme van los ríos
con un sollozo -nube- sobre el dorso,
y vigilar, con un sonriente miedo,
tu imagen de jazmín en el crepúsculo.

El poema de amor es la palabra
que ya se dijo ayer, que hoy no se dice.
Porque de sol a sol, de amor a amor,
reina un silencio fiel, como de mármol,
que es el clima ideal de estar de acuerdo.

El poema de amor bien puede ser
un soñar escribirlo y declararlo.
Y despertar, al fin, estremecido
abrazarte entre tibia y azorada
como a rosa ceñida por la brisa.

¿El poema de amor? Viene del fuego
y en el fuego perece, no sin darnos
la maestría en el tacto, la sorpresa
de imaginarnos vivos y con alas
cuando el beso es un ave en agonía.

Del poema de amor todo se dice
y nada se recuerda. Pero es bueno
señalar que se sabe y que se siente
un hondo respirar cuando tu paso
de adolescente ritmo llena mi alma.

No quise decir alma, sino sangre
y música de junio. Pero insisto
en que tu paso enciende mi alegría
como un poco de sol sobre los trigos.
Y es como darle vueltas al poema.

El poema de amor es darle vueltas
a lo que por sabido ya es callado.
Y volver a empezar como si nunca
te hubiese visto así, lánguida y pura,
desmenuzando mi habitual tristeza.

¿El poema de amor? Discretamente
habría sido resuelto en una frase.
Por ejemplo, decir… "Amada mía…"
Pero aquí llegas tú, puntual, serena,
a cerrarme la boca dulcemente.

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Una disculpa por la ausencia, mi PC decidió dejar de funcionar, ha sido resucitada y ahora las cosas vuelven a la normalidad, los posts volverán a hacerse con la frecuencia acostumbrada.

De este poema... bueno, me gusta creer... me gusta creer. Eso es todo.