sábado, 30 de marzo de 2013

Madrigal

Madrigal
de Gutierre de Cetina

Ojos claros, serenos,
si de un dulce mirar sois alabados,
¿por qué si me miráis miráis airados?
Si cuanto más piadosos,
más bellos parecéis a aquel que os mira,
no me miréis con ira,
porque no parezcáis menos hermosos.
¡Ay, tormentos rabiosos!
Ojos claros, serenos,
ya que así me miráis, miradme al menos.


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Pues si no vas a hablarme, mírame por lo menos. Deja que mis ojos te digan lo que mi voz no puede.

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