de Enrique González Martínez
Cierzo otoñal. El alma se despoja
de toda vestidura florecida.
No soy sino un dolor que se deshoja.
Ardí en mi sueño cuando todo era
llama voraz de loca primavera.
Pasó frente a mis ansias el retozo
de la faunalia, fui tras su carrera,
y harté mi carne en el divino gozo.
Maté luego a la bestia alborotada,
lustré mi acero, y vi que aparecía
rútila al sol la hoja de mi espada.
Después, el gran silencio, la agonía
de la hora mortal que el labio nombra
trémulo todavía...
Bebí la hiel y me tragó la sombra.
Hay que resucitar al tercer día.
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Los tres días han pasado. Resucitada estoy. El día ha llegado. Ahora sé y ahora lo digo.
Tu dolor se me ha esfumado.
1 comentario:
Praised be Bastet!
Pop open the Root Beer, tonight we celebrate like it's 1999!
XOXO
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