Yo no puedo tenerte ni dejarte,
ni sé por qué al dejarte o al tenerte,
se encuentra un no sé qué para quererte,
Y muchos sí sé qué para olvidarte.
Pues ni quieres dejarte ni enmendarte,
yo templaré mi corazón de suerte
que la mitad se incline a aborrecerte,
aunque la otra mitad se incline a amarte.
Si ello es fuerza querernos, haya modo,
que es morir el estar siempre riñendo:
no se hable más en celo ni en sospecha,
y quien da la mitad, no quiera el todo;
y cuando me la estás allá haciendo,
sabe que estoy haciendo la deshecha.
Yo no puedo tenerte ni dejarte... A veces es tan cierto, en realidad la mayoría de las veces... Hace unos días recibí una carta de alguien quien en su momento fue muy importante para mi, por razones nada equívocas nos alejamos y ahora me pide que intentemos regresar a lo que una vez fuimos... esto se me presenta como un gran dilema ¿alejarme o intentar regresar a lo de antes? Esta es la razón principal de este post, de este poema, la contradicción que siento en este momento.