lunes, 27 de agosto de 2007

El corazón torturado

El corazón torturado de Arthur Rimbaud

Mi triste corazón babea en la popa,
Mi corazón está lleno de tabaco de hebra:
Ellos le arrojan chorros de sopa,
Mi triste corazón babea en la popa:
Ante las chirigotas de la tropa
Que suelta una risotada general,
Mi triste corazón babea en la popa,
¡Mi corazón está lleno de tabaco de hierba!
¡Itifálicos y sorcheros
Sus insultos lo han pervertido!
En el gobernalle pintan frescos
Itifálicos y sorcheros.
Oh olas abracadabrantescas,
Tomad mi cuerpo para que se salve:
¡Itifálicos y sorcheros
Sus insultos lo han pervertido!
Cuando, al final, se les seque el tabaco,
¿Cómo actuar, oh corazón robado?
Habrá cantilenas báquicas
Cuando, al final, se les seque el tabaco:
Me darán bascas estomacales
Si el triste corazón me lo reprimen:
Cuando, al final, se les seque el tabaco
¿Cómo actuar, oh corazón robado?


Hace mucho tiempo me comencé a interesar por el trabajo de los llamados "Poetas Malditos" en mi opinión siendo Arthur Rimbaud el más imponente en su poesía de todos ellos. Ellos fueron franceses y vivieron en la parte baja de la burguesía, alejados de la sociedad y dándole importancia sólo a la poesía y a las artes, todos murieron en la pobreza... y los cuatro fueron genios del simbolismo, leer desde Las Flores del Mal de Charles Baudelaire hasta Iluminaciones de Arthur Rimbaud es un verdadero placer para los sentidos.


No sé que me hace sentir este poema, a veces siento que es algo que ya me ha pasado, otras veces los siento tan ajeno a mi... quizás en eso mismo se encuentra la belleza de la poesía, encontrarle tantos significados a un solo poema... quizás ese fue el don de Rimbaud crear belleza con vanas y simples palabras...

jueves, 23 de agosto de 2007

Amor Constante Más Allá de la Muerte

Amor Constante Más Allá de la Muerte de Francisco de Quevedo

Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora, a su afán ansioso lisonjera;

Mas no de esotra parte en la ribera
Dejará la memoria, en donde ardía:
Nadar sabe mi llama el agua fría,
Y perder el respeto a ley severa.

Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,
Venas, que humor a tanto fuego han dado,
Médulas, que han gloriosamente ardido,

Su cuerpo dejará, no su cuidado;
Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado.

domingo, 19 de agosto de 2007

Boca a Boca

Boca a Boca de Delmira Agustini

Copa de vida donde quiero y sueño
beber la muerte con fruición sombría,
surco de fuego donde logra Ensueño
fuertes semillas de melancolía.

Boca que besas a distancia y llamas
en silencio, pastilla de locura
color de sed y húmeda de llamas...
¡Verja de abismos es tu dentadura!

Sexo de un alma triste de gloriosa;
el placer unges de dolor; tu beso,
puñal de fuego en vaina de embeleso,
me come en sueños como un cáncer rosa...

Joya de sangre y luna, vaso pleno
de rosas, de silencio y de armonía,
nectario de su miel y su veneno,
vampiro vuelto mariposa al día.

Tijera ardiente de glaciales lirios,
panal de besos, ánfora viviente
donde brindan delicias y delirios
fresas de aurora en vino de Poniente...

Estuche de encendidos terciopelos
en que su voz es fúlgida presea,
alas del verbo amenazando vuelos,
cáliz en donde el corazón flamea.

Pico rojo del buitre del deseo
que hubiste sangre y alma entre mi boca,
de tu largo y sonante picoteo
brotó una llaga como flor de roca.

Inaccesible... Si otra vez mi vida
cruzas, dando a la tierra removida
siembra de oro tu verbo fecundo,
tú curarás la misteriosa herida:
lirio de muerte, cóndor de vida,
¡Flor de tu beso que perfuma al mundo!



Vampiro vuelto mariposa al día. Alguien me dijo apenas hace algunos días (no más de una semana) que las mariposas eran sólo insectos con alas, no me gusta creer que lo son, quizás tengo nociones falsas de lo que son, pero no pueden ser llamadas insectos, no cuando portan belleza desde el cielo y el aire. Este poema me encanta, tantas maneras para llamar a ese amor oscuro y a ese rito que todos practicamos (o deseamos hacerlo) besar. Simplemente bello.

martes, 7 de agosto de 2007

El Poeta dice la Verdad

El Poeta dice la Verdad de Federico García Lorca

Quiero llorar mi pena y te lo digo
Para que tú me quieras y me llores
En un anochecer de ruiseñores,
Con un puñal, con besos y contigo.

Quiero matar al único testigo
Para el asesinato de mis flores
Y convertir mi llanto y mis sudores
En eterno montón de duro trigo.

Que no se acabe nunca la madeja
Del te quiero me quieres, siempre ardida
Con decrépito sol y luna vieja.

Que lo que me des y no te pida
Será para la muerte, que no deja
Ni sombra por la carne estremecida.



No sé cual es la razón, pero siempre asocio a García Lorca con el color verde, hay algo demasiado bello en la poesía de Lorca que simplemente me recuerda a la belleza que nace de la naturaleza. No tengo más que decir, sólo que García Lorca es mi héroe y mi musa, todo al mismo tiempo.