SONETO XLV de Pablo Neruda
No estés lejos de mí un solo día, porque cómo,
porque, no sé decirlo, es largo el día,
y te estaré esperando como en las estaciones
cuando en alguna parte se durmieron los trenes.
No te vayas por una hora porque entonces
en esa hora se juntan las gotas del desvelo
y tal vez todo el humo que anda buscando casa
venga a matar aún mi corazón perdido.
Ay que no se quebrante tu silueta en la arena,
ay que no vuelen tus párpados en la ausencia:
No te vayas por un minuto, bienamada,
porque en ese minuto te habrás ido tan lejos
que yo cruzaré toda la tierra preguntando
si volverás o si me dejarás muriendo
1 comentario:
Bueno, y uno se queda preguntándose... qué es lo que esperaría? A una chica? El talento? Las musas? Su inspiración? Su mantita azul que usaba desde niño? Una pizza a domicilio que nunca llegó?
Mhh está triste tristón el poema... me recuerda a Naturaleza Muerta de Nacho Cano...
Saludos!
Publicar un comentario