domingo, 11 de octubre de 2015

Geografías de Eros 15-19

Geografías de Eros

de Daniela Birt


15 

Todavía se postra ante ti 
un ritmo tibio este invierno. 
Danza y canta por ti,  
un son melodioso de estío. 
Pedazo a pedazo,  
destruido manjar de quimeras,  
te busca y te llora 
esa ráfaga de polvo y polen 
que nacía de mi clamor. 
Tus verdes alas 
son injertos iluminados 
por la caída de un sino 
son sigilosas y muertas flores 
que he puesto en ti con afán de elevarte. 
Camino en veredas y peñascos 
brotados de tus palabras,  
perseguida por los pantanos 
siempre oliváceos 
que surgen de esas flamas visivas. 
Hirviendo en sed,  
consumida siempre 
en tu manantial de azufre,  
padezco tu eterna palabra callada. 

16 

Bajo el manto de tu figura ambarina 
me he sentido remota. 
Me he pensado perenne,  
para recordar 
que sólo seré eterna 
en tu olvido de piedra. 
Tu lozano pecho 
se me aparece en sueños 
como mullida cama de musgo 
donde quisiera ver los días nacer 
y contemplarte serena. 
Mas tu ternura se me ha cerrado 
como párpados caídos 
y en peñas duras 
tu efímera tibieza se ha convertido. 
Y aun así, me niego,  
no, me rehúso a perderte: 
cual piedra espero  
y asceta contemplo  
como te tornas en alejada colina 
hasta que delicada florezcas. 
Surgirán de mis manos 
salpicantes torrentes  fecundos 
flúmenes de escarlata  
que temblarán en pleamar 
hasta que te vacíes, amplia y débil 
entre mis dedos, 
como una punzada 
o un aguijoneo tormentosos. 
Tus enormes alas verdes 
son también un dolor constante,  
desde los procesos y el clima  
me hieres en lugares oscuros,  
no acaso tú siquiera,  
sino tu imagen,  
implantación permanente,  
que despierta entre ciclos y lunas,  
volcanes y nieves; 
tu imagen me duele 
en los rincones de  la piel 
y los pliegues de la mente. 
Tu cara,  
antes bálsamo o plegaria,  
es ahora máscara azarosa,  
reflejo de tiniebla 
dentro de mis laberínticos sueños. 
Me repito todo el tiempo: 
me repito. Solamente un río. 
Tu cara, una pendiente de agua,  
una ruptura de luz,  
un cadente ocaso eterno. 

17 

Como una hoguera,  
a tu puerta he llegado,  
me vertí en tu pecho 
cual arista de amor. 
Tocando mi falaz tesitura 
la máscara, la otra que suelo cargar conmigo,  
reíste del estremecimiento atónito 
de todas mis aves cantadoras. 
Una palabra tuya 
ha de bastar para callarme,  
para destruir o crearme. 
En mi cabeza, en mi piel,  
carreteras y montañas 
de minúsculos resabios  
que arden húmedos en mi lengua. 
Tu suave claridad indefensa 
será un sollozo de agua 
cuando mis pies valientes 
logren cruzar 
los valles y cañones 
de tu árida soledad 
para perderme en la herida 
y la grieta taciturna 
donde habitan tu canto y mi hartazgo. 

18 

Cercana entre tanto tiempo 
dejo en ti 
ese canto de arrendajo imitador 
buscando entera una manera  
menos lejana de tenerte. 
Hablo en cuadros íntimos 
que no comprendes o no ves,  
un acechante baile de salón 
y una ansiosa mirada que te persigue. 
Cercana entre tanto tiempo, 
levantas el vuelo 
ante mi confuso melancolía 
de eco y encierro,  
caes como lluvia de plata 
fantasía que me relaja el cuerpo 
cuando me incita al canto brillante. 
Irrigas perlas de alba y espuma 
cuando te revientas  
en inefables narcisos brillantes  
desde mi mente. 
Filtras un sollozo atento 
hasta el subterráneo anhelo 
vaporoso y triste que te espera, 
y te busca vasta, terrena, tibia 
en un lento amanecer tardío. 

19 

Para encontrarte sólo es necesario 
apagar las luces,  
cerrar los ojos 
                       y caer. 
Tu cara es el oriente 
que se derrite en siete mariposas,  
siete campanas, siete colmillos 
y las siete letras de mi nombre. 
Para hallar el crisantemo de tu espalda 
sólo tengo que quitarme las manos 
y dejarlas transitar todos los caminos  
en los que te encuentro  
cuando me pierdo  
en calles de mi propia invención infantil. 
Eres una ráfaga de nube,  
una neblina púrpura y verde 
de donde nacen todas mis ensoñaciones. 
Vives en ese mundo alejado  
con soles pequeños y blanquecinos 
que usan tu luz 
de reflejo en mares oscuros,  
que cuelgan como copos de nieve,  
eres el eterno resplandor 
que me alimenta  
a cada bocado 
y exhalación de tu beso.
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Pues sí, pues sí, he decidido publicar aquí el libro que saqué el año pasado: Geografías de Eros, algo así como un viaje hacia el enamoramiento y la decepción. En realidad el proceso de escritura fue bastante rápido, me la pasé bien aunque me hayan roto el corazón.

El libro entero está en Scribd, échenle un ojo: https://www.scribd.com/doc/231365780/Geografias-de-Eros 

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