viernes, 25 de diciembre de 2009

Ausencia

Ausencia
de Gabriela Mistral

Se va de ti mi cuerpo gota a gota.
Se va mi cara en un óleo sordo;
se van mis manos en azogue suelto;
se van mis pies en dos tiempos de polvo.

¡Se te va todo, se nos va todo!

Se va mi voz, que te hacía campana
cerrada a cuanto no somos nosotros.
Se van mis gestos que se devanaban,
en lanzaderas, debajo tus ojos.
Y se te va la mirada que entrega,
cuando te mira, el enebro y el olmo.

Me voy de ti con tus mismos alientos:
como humedad de tu cuerpo evaporo.
Me voy de ti con vigilia y con sueño,
y en tu recuerdo más fiel ya me borro.
Y en tu memoria me vuelvo como esos
que no nacieron ni en llanos ni en sotos.

Sangre sería y me fuese en las palmas
de tu labor, y en tu boca de mosto.
Tu entraña fuese, y sería quemada
en marchas tuyas que nunca más oigo,
¡y en tu pasión que retumba en la noche
como demencia de mares solos!

¡Se nos va todo, se nos va todo!
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Se nos va todo, el recuerdo también.

En eso me estoy empeñando, en no tener que recordarte. Hoy, porque es Navidad, me permito a mí misma un resbalón, porque esta época siempre llena bañada de nostalgia y a veces me siento auto-indulgente.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Los amorosos

Los amorosos
de Jaime Sabines

Los amorosos callan.
El amor es el silencio más fino,
el más tembloroso, el más insoportable.
Los amorosos buscan,
los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.
Su corazón les dice que nunca han de encontrar,
no encuentran, buscan.

Los amorosos andan como locos
porque están solos, solos, solos,
entregándose, dándose a cada rato,
llorando porque no salvan al amor.
Les preocupa el amor. Los amorosos
viven al día, no pueden hacer más, no saben.
Siempre se están yendo,
siempre, hacia alguna parte.
Esperan,
no esperan nada, pero esperan.
Saben que nunca han de encontrar.
El amor es la prórroga perpetua,
siempre el paso siguiente, el otro, el otro.
Los amorosos son los insaciables,
los que siempre —¡qué bueno!— han de estar solos.

Los amorosos son la hidra del cuento.
Tienen serpientes en lugar de brazos.
Las venas del cuello se les hinchan
también como serpientes para asfixiarlos.
Los amorosos no pueden dormir
porque si se duermen se los comen los gusanos.

En la obscuridad abren los ojos
y les cae en ellos el espanto.

Encuentran alacranes bajo la sábana
y su cama flota como sobre un lago.

Los amorosos son locos, sólo locos,
sin Dios y sin diablo.

Los amorosos salen de sus cuevas
temblorosos, hambrientos,
a cazar fantasmas.
Se ríen de las gentes que lo saben todo,
de las que aman a perpetuidad, verídicamente,
de las que creen en el amor como en una lámpara de inagotable aceite.

Los amorosos juegan a coger el agua,
a tatuar el humo, a no irse.
Juegan el largo, el triste juego del amor.
Nadie ha de resignarse.
Dicen que nadie ha de resignarse.
Los amorosos se avergüenzan de toda conformación.

Vacíos, pero vacíos de una a otra costilla,
la muerte les fermenta detrás de los ojos,
y ellos caminan, lloran hasta la madrugada
en que trenes y gallos se despiden dolorosamente.

Les llega a veces un olor a tierra recién nacida,
a mujeres que duermen con la mano en el sexo, complacidas,
a arroyos de agua tierna y a cocinas.

Los amorosos se ponen a cantar entre labios
una canción no aprendida.
Y se van llorando, llorando
la hermosa vida.
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Sí, todos nosotros, buscamos dejar de buscar.

Que mediocre.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Canción bajo lágrimas

Canción bajo lágrimas
de Federico García Lorca

En aquel sitio,
muchachita de la fuente,
que hay junto al río,
te quitaré la rosa
que te dió mi amigo,
y en aquel sitio,
muchachita de la fuente,
yo te daré mi lirio.
¿Porqué he llorado tanto?
¡Es todo tan sencillo!...
Esto lo haré ¿no sabes?
cuando vuelva a ser niño,
¡ay! ¡ay!
cuando vuelva a ser niño.
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Casi dos meses me separan de tu intensa mirada. Más de un mes para volverte a ver. Quizás esta vez consiga hacer que las palabras fluyan de mi boca como las aguas de Jordán.

viernes, 11 de diciembre de 2009

La biznaga

La biznaga
de Rubén Bonifaz Nuño

Era vinagre y hiel en copa de oro;
bebida lumbre, ocote empachado
dentro del costillar; olla de chispas.
Biznaga el corazón cerrado
de espuelas quemadoras y de humo.

Hoy, en el quicio de tu puerta,
ojos de chile tengo, ojos de lumbre.

Y va el herido por las calles
entre casas adversas, entre pasos,
y el miedo y el olvido y la vergüenza.

Sólo en el sitio de lo nuestro;
donde estamos haciéndonos, y nadie
ha de vernos llorar; en esta tierra
donde grita el valor, donde nacemos,
donde nos enseñamos a ser hombres.

Y tú herramienta de la dicha;
cuna de mirra, caracol de aceite.

Materia, tú, de vuelo; puntas
de luz en aureola, con el mandto
rojo del águila te cubres; llegas, miras,
vences: enrosca su serpiente
la humillación bajo tu pie desnudo.

Yo, mutilado en sueños; yo, costumbre
de amoratado costillar a ciegas;
perro oculto de hocico arremangado.

Y mira que de súbito hay en mi nombre
y hay saliva de tu boca
y el colirio lustral, y la mirada.

Y detrás de la puerta, y desde ahora,
con un rumor de inútiles vestidos,
de ropas tuyas a tus pies, el día
de mañana ha nacido, y lo sostienes
como granadas entreabiertas.

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Hay veces que cargamos con algunas cosas, yo no sé qué tanto de ti todavía estoy cargando, pero me alegro con saber que ya no siento el peso en la espalda.

Tú, hay veces que creo que no sabes nada. Ni lo sabrás nunca.

lunes, 7 de diciembre de 2009

El tercer día

El tercer día
de Enrique González Martínez

Cierzo otoñal. El alma se despoja
de toda vestidura florecida.
No soy sino un dolor que se deshoja.

Ardí en mi sueño cuando todo era
llama voraz de loca primavera.
Pasó frente a mis ansias el retozo
de la faunalia, fui tras su carrera,
y harté mi carne en el divino gozo.

Maté luego a la bestia alborotada,
lustré mi acero, y vi que aparecía
rútila al sol la hoja de mi espada.

Después, el gran silencio, la agonía
de la hora mortal que el labio nombra
trémulo todavía...
Bebí la hiel y me tragó la sombra.

Hay que resucitar al tercer día.

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Los tres días han pasado. Resucitada estoy. El día ha llegado. Ahora sé y ahora lo digo.

Tu dolor se me ha esfumado.

viernes, 4 de diciembre de 2009

Cuervos

Cuervos
de Gabriel Zaid

Se oye una lengua muerta: paraké.
Un portazo en la noche: para qué.
Tienes razón: para qué.

Hay diferncias de temperatura
y sopla un leve para qué.

Un silencio podrido
llama a los paraqués.

Parapeto asesino: para qué.
Cerrojo del silencio: para qué.
Graznidos carniceros: pa-ra-qué, pa-ra-qué.

Un revólver vacía todos sus paraqués.
Humea una taza negra de café.

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A veces sólo le queda a una preguntarse para qué.

¿O no?

Creo que prefiero reírme. Es más fácil.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Ritornelo

Ritornelo
de León de Greiff


"Esta rosa fue testigo"
de ése, que si amor no fue;
ninguno otro amor sería.
¡Esta rosa fue testigo
de cuando te diste mía!
El día, ya no lo sé
-sí lo sé, mas no lo digo-
Esta rosa fue testigo.


De tus labios escuché
la más dulce melodía.
¡Esta rosa fue testigo:
todo en tu ser sonreía!
Todo cuanto yo soñé
de ti, lo tuve conmigo...
Esta rosa fue testigo.


¡En tus ojos naufragué
donde la noche cabía!
Esta rosa fue testigo.
En mis brazos te oprimía,
entre tus brazos me hallé,
luego hallé más tibio abrigo...
Esta rosa fue testigo.


¡Tu fresca boca besé
donde triscó la alegría!
Esta rosa fue testigo
de tu amorosa agonía
cuando del amor gocé
la vez primera contigo!
Esta rosa fue testigo.


"Esta rosa fue testigo"
de ése, que si amor no fue,
ninguno otro amor sería.
¡Esta rosa fue testigo
de cuando te diste mía!

El día, ya no lo sé
-sí lo sé, mas no lo digo-
Esta rosa fue testigo.
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No quiero tener rosas de testigos. Ni ningún otro tipo de flores. Espero que el manto de la noche nos cubra y más que testigo, se vuelva refugio y protector.


Espero que cuando te vuelva a ver tu cara no se encuentre escondida tras tanta confusión y una que otra tristeza.


Espero encontrar en mi interior palabras que te parezcan hermosas. Y valor para decirlas.

sábado, 28 de noviembre de 2009

El amor que calla

El amor que calla
de Gabriela Mistral



Si yo te odiara, mi odio te daría
en las palabras, rotundo y seguro;
¡pero te amo y mi amor no se confía
a este hablar de los hombres tan oscuro!

Tú lo quisieras vuelto un alarido,
y viene de tan hondo que ha deshecho
su quemante raudal, desfallecido,
antes de la garganta, antes del pecho.

Estoy lo mismo que estanque colmado
y te parezco un surtidor inerte.
¡Todo por mi callar atribulado
que es más atroz que entrar en la muerte!

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Así que callada me encuentro, o torpe y tartamuda cuando abro la boca. Creo que prefiero mantenerme callada, por ahora, hasta que encuentre la manera de recuperar el aire cuando tus ojos se encuentran con los míos.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Soneto IX

Soneto IX
de Pablo Neruda

Al golpe de la ola contra la piedra indócil
la claridad estalla y establece su rosa
y el círculo del mar se reduce a un racimo,
a una sola gota de sal azul que cae.

Oh radiante magnolia desatada en la espuma,
magnética viajera cuya muerte florece
y eternamente vuelve a ser y a no ser nada:
sal rota, deslumbrante movimiento marino.

Juntos tú y yo, amor mío, sellamos el silencio,
mientras destruye el mar sus constantes estatuas
y derrumba sus torres de arrebato y blancura,

porque en la trama de estos tejidos invisibles
del agua desbocada, de la incesante arena,
sostenemos la única y acosada ternura.

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No había leído a Neruda en un rato, no iba con mi humor, sus poemas eran demasiado amorosos y yo estaba en un estado muy no-amoroso.


Ahora que regresa por aquí yo sólo puedo asegurar que ya no estoy en un estado no-amoroso... quizás esté en un estado radicalmente contrario.


Aunque eso todavía no lo puedo comentar.


Reitero, de ahora en adelante solamente carcajadas.

martes, 17 de noviembre de 2009

Lágrima

Lágrima
de Arthur Rimbaud

Lejos de los pájaros, de los rebaños, de los aldeanos,
bebía, acurrucado en un brezal
rodeado de tiernos bosques de avellanos,
en una niebla del atardecer tibio y verde.

¿Qué podía yo beber en este joven Oise,
olmos sin voz, césped sin flores, cielo cubierto;
qué sacaba de la calabaza de yaro?
Un licor de oro, insípido que hace sudar.

Tal, yo hubiera sido mala insignia de posada.
Después la tormenta cambió el cielo, hasta el anochecer.
Fueron países negros, lagos, varas,
columnatas bajo la noche azul, estaciones.

el agua de los bosques se perdía sobre las arenas vírgenes,
el viento, del cielo, arrojaba témpanos a los mares...
¡Bien! ¡Como un pescador de oro o mariscos,
decir que no ha tenido inquietud de beber!

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Así que Rimbaud, siempre me logra encantar. Hoy, aunque desconcertada y algo confundida, estoy feliz. Estoy feliz por una razón: ya he dado el primer paso hacia adelante. El resto... el resto es una carcajada.

sábado, 14 de noviembre de 2009

Se querían

Se querían
de Vicente Aleixandre

Se querían.
Sufrían por la luz, labios azules en la madrugada,
labios saliendo de la noche dura,
labios partidos, sangre, ¿sangre dónde?
Se querían en un lecho navío, mitad noche, mitad luz.

Se querían como las flores a las espinas hondas,
a esa amorosa gema del amarillo nuevo,
cuando los rostros giran melancólicamente,
giralunas que brillan recibiendo aquel beso.

Se querían de noche, cuando los perros hondos
laten bajo la tierra y los valles se estiran
como lomos arcaicos que se sienten repasados:
caricia, seda, mano, luna que llega y toca.

Se querían de amor entre la madrugada,
entre las duras piedras cerradas de la noche,
duras como los cuerpos helados por las horas,
duras como los besos de diente a diente sólo.

Se querían de día, playa que va creciendo,
ondas que por los pies acarician los muslos,
cuerpos que se levantan de la tierra y flotando...
se querían de día, sobre el mar, bajo el cielo.

Mediodía perfecto, se querían tan íntimos,
mar altísimo y joven, intimidad extensa,
soledad de lo vivo, horizontes remotos
ligados como cuerpos en soledad cantando.

Amando. Se querían como la luna lúcida,
como ese mar redondo que se aplica a ese rostro,
dulce eclipse de agua, mejilla oscurecida,
donde los peces rojos van y vienen sin música.

Día, noche, ponientes, madrugadas, espacios,
ondas nuevas, antiguas, fugitivas, perpetuas,
mar o tierra, navío, lecho, pluma, cristal,
metal, música, labio, silencio, vegetal,
mundo, quietud, su forma. Se querían, sabedlo.


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Sí, nos queríamos y así nos queríamos. Ya no más. El tiempo me hará olvidar, incluso a ti.


domingo, 8 de noviembre de 2009

Lady Lazarus

Lady Lazarus
by Sylvia Plath

I have done it again.
One year in every ten
I manage it--

A sort of walking miracle, my skin
Bright as a Nazi lampshade,
My right foot

A paperweight,
My face a featureless, fine
Jew linen.

Peel off the napkin
O my enemy.
Do I terrify?--

Yes, yes Herr Professor
It is I.
Can you deny

The nose, the eye pits, the full set of teeth?
The sour breath
Will vanish in a day.

Soon, soon the flesh
The grave cave ate will be
At home on me

And I a smiling woman.
I am only thirty.
And like the cat I have nine times to die.

This is Number Three.
What a trash
To annihilate each decade.

What a million filaments.
The peanut-crunching crowd
Shoves in to see

Them unwrap me hand and foot--
The big strip tease.
Gentlemen, ladies

These are my hands
My knees.
I may be skin and bone,I may be Japanese,

Nevertheless, I am the same, identical woman.
The first time it happened I was ten.
It was an accident.

The second time I meant
To last it out and not come back at all.
I rocked shut

As a seashell.
They had to call and call
And pick the worms off me like sticky pearls.

Dying
Is an art, like everything else.
I do it exceptionally well.

I do it so it feels like hell.
I do it so it feels real.
I guess you could say I've a call.

It's easy enough to do it in a cell.
It's easy enough to do it and stay put.
It's the theatrical

Comeback in broad day
To the same place, the same face, the same brute
Amused shout:

'A miracle!'
That knocks me out.
There is a charge

For the eyeing of my scars, there is a charge
For the hearing of my heart--
It really goes.

And there is a charge, a very large charge
For a word or a touch
Or a bit of blood

Or a piece of my hair or my clothes.
So, so, Herr Doktor.
So, Herr Enemy.

I am your opus,
I am your valuable,
The pure gold baby

That melts to a shriek.
I turn and burn.
Do not think I underestimate your great concern.

Ash, ash--
You poke and stir.
Flesh, bone, there is nothing there--

A cake of soap,
A wedding ring,
A gold filling.

Herr God, Herr Lucifer
Beware
Beware.

Out of the ash
I rise with my red hair
And I eat men like air.

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A veces yo no sé qué hacer sin ti. A veces yo no sé qué hacer conmigo. A veces yo no sé qué hacer sin eso que una vez llamé amor cuando te llamé a larga distancia. ¿Recuerdas? Yo recuerdo. La playa, el mar, la belleza me rodeaba y sólo pude pensar en ti. El amor llama a larga distancia. Pero no hay quien conteste. Nunca hubo.



Tú vives en solitud. Yo estoy intentando encontrar compañía en el silencio.

martes, 3 de noviembre de 2009

Poema

Poema
de Rubén Bonifaz Nuño

Viejo en su prisión de viejos huesos,
me encontraste el corazón. Un punto,
al amor se abrieron sus ventanas.

Me has dado, ciego, contemplarte;
sordo, en el silencio oír tu risa;
sin piernas ya, seguir tus pasos.

Desaparecida la memoria,
relumbras, presente, como eterna;
y recién nacido, por cantarte
inventa el mudo las palabras.

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Este poema se acaba de publicar por primera vez en el suplemento cultural del periódico La Jornada el domingo 1 de noviembre de 2009.


Yo lo leí el miércoles 21 de octubre del presente año, el día de mi segundo encuentro con el Doctor Bonifaz en su oficina. Nunca en mi vida había conocido a alguien que me dejará tan maravillada por su extrema inteligencia. Me considero honrada sólo por haber tenido la oportunidad de conocerlo y sentarme a platicar con él.


Éste es mi muy humilde homenaje a su obra y la manera en que conmovió a tantas personas como a mí.


Y también es éste el último que te dedico. Ya no puedo gastar más palabras amorosas si lo único que recibo es incertidumbre.

sábado, 31 de octubre de 2009

A tu puerta llamé...

A tu puerta llamé...
de Rubén Bonifaz Nuño

A tu puerta llamé. No estabas.
Aspas de viaje te arrancaron.
¿Quién volverá cuando regreses?
Viento sin recuerdos, en la noche
se envuelve de inútiles presagios.

Dicen que la vida prosigue.
Entre nieves remotas, luces
que desconozco, abro los brazos
-lazarillos a ciegas-; busco.

Desde aquí, junto a la oreja sorda
amo en secreto, y enmudezco.
Dicen que la vida no perdona.
A tu puerta llego, y sin mirarte,
maravillado te contemplo.

¿Regresaste, vives, te escondiste?
Frente a tu casa silenciosa
-pienso que estás-, no llamo. Espero.
Y pasa la vida, y se detiene.


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Gracias por estar conmigo cuando te quise. Gracias por enseñarme cómo debía de verse el amor. Gracias por estar a mi lado mientra yo luchaba por encontrarme en un mundo que parecía estar hecho de sombras. Gracias por tu oído y por tu frenética risa clara y transparente. Gracias por enseñarme a decirte no y por liberarme de las cadenas que me impuse alrededor del cuerpo.


Gracias por estar ahí y por haberme amado.

domingo, 25 de octubre de 2009

Día

Día
de Octavio Paz


¿De qué cielo caído,
oh insólito,
inmóvil solitario en la ola del tiempo?
Eres la duración,
el tiempo que madura
en un instante enorme, diáfano:
flecha en el aire,
blanco embelesado
y espacio sin memoria ya de flecha.
Día hecho de tiempo y de vacío:
me deshabitas, borras
mi nombre y lo que soy,
llenándome de ti: luz, nada.

Y floto, ya sin mí, pura existencia.

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A veces, me encantaría sentirme así: llena de nada y no tener que pensar. No tener que recordar e imaginar un futuro que no iba a llegar nunca.

lunes, 19 de octubre de 2009

Al ver por donde huyes...

Al ver por donde huyes...
de Manuel Altolaguirre


Al ver por donde huyes
dichoso cambiaría
las sendas interiores de tu alma
por la de alegres campos.
Que si tu fuga fuera
sobre verdes caminos
o sobre las espumas
y te vieran mis ojos,
seguirte yo sabría.
No hacia dentro de ti.
donde te internas,
que al querer perseguirte
me doy contra los muros de tu cuerpo.
No hacia dentro de ti,
porque no estemos:
tú, pálida, escondida;
yo, como ante una puerta
ante tu pecho frío.

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Mucha tarea, muchos trabajos, muchas investigaciones. Me empeño en cansarme hasta dejar de pensar. Me empeño en desgastar tu significado a fuerza de repetición. Me empeño en olvidar.


jueves, 15 de octubre de 2009

Gacela del amor desesperado

Gacela del amor desesperado
de Federico García Lorca

La noche no quiere venir
para que tú no vengas
ni yo pueda ir.

Pero yo iré
aunque un sol de alacranes me coma la sien.
Pero tú vendrás
con la lengua quemada por la lluvia de sal.

El día no quiere venir
para que tú no vengas
ni yo pueda ir.

Pero yo iré
entregando a los sapos mi mordido clavel.
Pero tú vendrás
por las turbias cloacas de la oscuridad.

Ni la noche ni el día quieren venir
para que por ti muera
y tu mueras por mí.
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Por fin estoy leyendo el Diván del Tamarit, que era el último libro de poemas de mi amado Federico que me faltaba conseguir. Me está encantando.

viernes, 9 de octubre de 2009

Destino

Destino
de Rosario Castellanos

Matamos lo que amamos. Lo demás
no ha estado vivo nunca.
Ninguno está tan cerca. A ningún otro hiere
un olvido, una ausencia, a veces menos.
Matamos lo que amamos. ¡Que cese ya esta asfixia
de respirar con un pulmón ajeno!
El aire no es bastante
para los dos. Y no basta la tierra
para los cuerpos juntos
y la ración de la esperanza es poca
y el dolor no se puede compartir.

El hombre es animal de soledades,
ciervo con una flecha en el ijar
que huye y se desangra.

Ah, pero el odio, su fijeza insomne
de pupilas de vidrio; su actitud
que es a la vez reposo y amenaza.

El ciervo va a beber y en el agua aparece
el reflejo de un tigre.
El ciervo bebe el agua y la imagen. Se vuelve
—antes que lo devoren— (cómplice, fascinado)
igual a su enemigo.

Damos la vida sólo a lo que odiamos.

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¿Cómo pasó? No lo sé, pero me alegra. He conocido a alguien que me alegra el día sólo con estar ahí. Hace años que eso no me pasaba, desde hace 5 años no me embargaba tremenda sensación de conocer mejor a alguien... Con suerte esta vez me irá tan bien o mejor que en esa ya tan hablada ocasión.



martes, 6 de octubre de 2009

Amando el tiempo

Amando el tiempo
de Luis Cernuda

El tiempo, insinuándose en tu cuerpo,
como nube de polvo en fuente pura,
aquella gracia antigua desordena
y clava en mí una pena silenciosa.

Otros antes que yo vieron un día,
y otros luego verán, cómo decae
la amada forma esbelta, recordando
de cuánta gloria es cifra un cuerpo hermoso.

Pero la vida solos la aprendemos,
y placer y dolor se ofrecen siempre
tal muendo virgen para cada hombre;
así mi pena inculta es nueva ahora.

Nueva como lo fuese al primer hombre,
que cayó con su amor del paraíso,
cuendo viera, su cielo ya vencido
por sombras, decaer el cuerpo amado.

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Al azar lo tomé de un libro. A, sabes que te amo, el poema estuvo precioso, en verdad que tienes un gusto espléndido.

domingo, 4 de octubre de 2009

Rima XXVII

Rima XXVII
de Gustavo Adolfo Bécquer


Despierta, tiemblo al mirarte;
dormida, me atrevo a verte;
por eso, alma de mi alma,
yo velo mientras tú duermes.

Despierta, ríes, y al reír tus labios
inquietos me parecen
relámpagos de grana que serpean
sobre un cielo de nieve.

Dormida, los extremos de tu boca
pliega sonrisa leve,
suave como el rastro luminoso
que deja un sol que muere.
¡Duerme!

Despierta, miras y al mirar tus ojos
húmedos resplandecen
como la onda azul en cuya cresta
chispeando el sol hiere.

Al través de tus párpados, dormida,
tranquilo fulgor vierten,
cual derrama de luz, templado rayo,
lámpara transparente.
¡Duerme!

Despierta, hablas y al hablar vibrantes
tus palabras parecen
lluvia de perlas que en dorada copa
se derrama a torrentes.

Dormida, en el murmullo de tu aliento
acompasado y tenue,
escucho yo un poema que mi alma
enamorada entiende.
¡Duerme!

Sobre el corazón la mano
me he puesto porque no suene
su latido y de la noche
turbe la calma solemne.

De tu balcón las persianas
cerré ya porque no entre
el resplandor enojoso
de la aurora y te despierte.
¡Duerme!

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Me prefiero dormida que despierta estos días. Estoy cansada.

martes, 29 de septiembre de 2009

Así

Así
de Alfonsina Storni

Hice el libro así:
gimiendo, llorando, soñando, ay de mí.

Mariposa triste, leona cruel,
di luces y sombras de una vez.
Cuando fui leona nunca recordé
como pude un día mariposa ser.
Cuando mariposa jamás me pensé
que pudiera un día zarpar o morder.

Encogida a ratos y a saltos después
samgraron mi vida y a sangre maté.
Sé que, ya paloma, pesado ciprés,
o mata florida, lloré y más lloré.
Ya probandos sales, ya robando miel,
los ojos lloraron a más no poder.
Da entonces lo mismo, que lo he visto bien.
Ser rosa o espina, ser néctar o hiel.

Así voy a curvas con mi mala sed
podando jardines de todo jaez.

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Pues yo también lloré, todos lloramos, todo el tiempo. Pero ahora estoy bien, por fin estoy bien. El llanto ha cesado. Espero que llegue alguien que no me haga llorar en el futuro.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Cante hondo

Cante hondo
de Manuel Machado

A todos nos han cantado
en una noche de juerga
coplas que nos han matado...

Corazón, calla tu pena;
a todos nos han cantado
en una noche de juerga.

Malagueñas, soleares
y seguiriyas gitanas...
Historias de mis pesares
y de tus horitas malas.

Malagueñas, soleares
y seguiriyas gitanas...

Es el saber popular,
que encierra todo el saber:
que es saber sufrir, amar,
morirse y aborrecer.

Es el saber popular,
que encierra todo el saber.
-------------------------------------


Digamos que esta vez quiero hacerle un poco de homenaje a la madre patria. Aunque quisiera negar mi herencia andaluza, no podría... la sangre me llama. Además la certeza de estas palabras me tomó por sorpresa: tiene razón, en el saber popular se encuentra todo lo que uno necesita saber de la vida.

lunes, 14 de septiembre de 2009

El velo centelleante

El velo centelleante
de Margarita Michelena

Yo no canto
por dejar testimonio de mi estancia
ni para que me escuchen los que, conmigo , mueren
ni por sobrevivirme en las palabras.

Canto para salir de mi rostro en tinieblas
a recordar los muros de mi casa,
porque entrando en mis ojos quedé ciega
y a ciegas, reconozco, cuando canto,
el infinito umbral de mi morada.

II

Cuando me dividiste de ti, cuando me diste
el país de mi cuerpo y me alejaste
del jardín de tuis manos,
yo tuve, en prenda tuya, las palabras,
temblorosos espejos donde, a veces,
sorprendo tus señales.
Sólo tengo palabras. Sólo tengo
mi voz infiel para buscarte.

Reino oscuro de enigmas me entregaste,
y un ángel que me hiere cuando te olvido y callo,
y una lengua doliente y una copa sellada.

Esto es la poesía. No un don de fácil música
ni una gracia riente.
Apenas una forma de recordar. Apenas,
- entre el hombre y su orilla -
una señal, un puente.

Per él voy con mis pasos,
con mi timepo y mi muerte,
llevando en estas manos prometidas al polvo,
-que de ti me separan, que en otra me convierten
y que son mi frontera inexpugnable -,
un hilo misterioso, una escala secreta,
una llave que a veces abre puertas de sombra,
una lejana punta del vuelo centelleante.

Eso tengo y no más. Una manera
de zarpar por instantes de mi carne,
del límite y del nombre que me diste,
del ser y el tiempo en que me confinaste.

Has querido dejarme un torpe vuelo,
la raíz de mis alas anteriores
y este nublado espejo, rostro apenas
de la memoria que me arrebataste.

Y yo, que antes de la ceguera
del nacer, fui contigo
una sonora gota de música oceánica,
lloro bajo la cifra de mi nombre,
en esta soledad de ser yo misma,
de ser entre mi sangre un nostálgico huésped
que su idioma ha olvidado, mas no olvida
que es hoja separada de su ramo celeste.

III

Pero voy caminando hacia el retorno,
pero voy caminando hacia el silencio.
Pero voy caminando hacia tu rostro,
allá donde la música dejó de ser ya tiempo,
allá donde las voces son todas la voz tuya.

Aún es mi camino de palabras,
aún no me disuelves en tu música,
aú no me confundes y me salvas.
Mas tú me tomarás desde el cadáver
vacío de mis pasos.
Derribará tu soplo la muralla
de mi nombre y mis manos
y apagará la vacilante antorcha
conque mi voz, abajo, te buscaba.

Recobrarás el incendiado espejo
en que atisbé, temblando, tu fantasma
y este sonoro, sello que en mi frente
me señaló un destino de nostalgia.
Y callaré. Devolveré este reino
de frágiles palabras.

Por qué cantar entonces, si ya habré recordado,
si estará abierta entonces esta rosa enigmática?


--------------------------------------------------------

¿Qué más me queda decir? Todo lo he dicho ya. Espero que te vaya bien y mi estúpido y ridículo amor no te haya molestado. La carta... me gustaría poder volverla a leer, pero tú tienes la única copia, no era mi intención incomodarte con ella.

Por si te queda la duda, te dedico éste, y todos los demás poemas del blog; todos me recordaban a ti.

martes, 8 de septiembre de 2009

Aunque bien sé que no me extrañas

Aunque bien sé que no me extrañas
De Rubén Bonifaz Nuño

Aunque bien sé que no me extrañas,
aunque tengo la razón, me acuerdo:
el cáncer terminó; te ausentas
por todo lo mal que supe amarte.

Ya fui desventurado cuando
estuviste aquí, y en el momento
donde te vas, me desventuro.
La sola ventaja de estar ciego
es acaso no poder mirarte.

Ya morir sin arrepentimiento
es mi esperanza, y te lo digo
porque al fin te conozco;
que si he pedido muchas cosas,
pude pagar con sobreprecio
las pocas que me fueron dadas.

Mientras más mal te portas, mucho
más te voy queriendo, y porque espero
menos, me injurio y te acrecientas.
Así tuvo que ser: de tanto
que te procuré, me aborreciste;
tan sólo pesares te he dejado.

Raspaduras de celos, dudas
que no opacaron la certeza
de cuanto en ti me desolaba.

Tú, como si nada, te diviertes;
pero entristécete:
si todos sabrán que estoy quemado,
ninguno sabrá que por tus llamas.

Vete como de veras; pierde
el número atroz de este teléfono,
la dirección que no aprendiste,
aquel corazón tan despistado.

Igual sigue siendo todo; nadie
hay como tú, por mi fortuna;
pero a nadie como tú he llegado.

En el agua escrito y en el viento
quedó el amor perpetuo. Sombras.
Y me quemo, y de mejor violencia
—ay, mamá— te alumbro al apagarme.

Ya te conozco, ya obligado
soy a bien quererte y despreciarme.
Pero no, porque me da vergüenza;
pero sí, porque me estoy muriendo
sin voluntad ni penitencia.

Y por todo: porque no quisiste
permanecer, porque me olvidas,
porque me voy tristeando, gracias
te doy. Y por andar de noche.


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Dígamos que este es un poema de aceptación, o mínimo así lo veo yo. Es mi triste manera de decir que quizá es hora de empezar a caminar sola, sin cargar tu sombra a todos lados.
Sigo creyendo, por si se lo preguntaban, y sigo intentando. Pero ahora por otros rumbos.

sábado, 5 de septiembre de 2009

El poema de amor

El poema de amor
de Efraín Huerta

El poema de amor es el poema
de cada día: la sombra de una hoja
y este mirar al cielo en anhelante
perseguir una flor, una sonrisa.

¿El poema de amor? La más humilde
y la más tierna lluvia, el sobresalto
de una gota en la mano, como si una
leve mirada tuya iluminase
la selva en que se nutre el desconsuelo.

¿El poema de amor? El gran poema
de caminar conforme van los ríos
con un sollozo -nube- sobre el dorso,
y vigilar, con un sonriente miedo,
tu imagen de jazmín en el crepúsculo.

El poema de amor es la palabra
que ya se dijo ayer, que hoy no se dice.
Porque de sol a sol, de amor a amor,
reina un silencio fiel, como de mármol,
que es el clima ideal de estar de acuerdo.

El poema de amor bien puede ser
un soñar escribirlo y declararlo.
Y despertar, al fin, estremecido
abrazarte entre tibia y azorada
como a rosa ceñida por la brisa.

¿El poema de amor? Viene del fuego
y en el fuego perece, no sin darnos
la maestría en el tacto, la sorpresa
de imaginarnos vivos y con alas
cuando el beso es un ave en agonía.

Del poema de amor todo se dice
y nada se recuerda. Pero es bueno
señalar que se sabe y que se siente
un hondo respirar cuando tu paso
de adolescente ritmo llena mi alma.

No quise decir alma, sino sangre
y música de junio. Pero insisto
en que tu paso enciende mi alegría
como un poco de sol sobre los trigos.
Y es como darle vueltas al poema.

El poema de amor es darle vueltas
a lo que por sabido ya es callado.
Y volver a empezar como si nunca
te hubiese visto así, lánguida y pura,
desmenuzando mi habitual tristeza.

¿El poema de amor? Discretamente
habría sido resuelto en una frase.
Por ejemplo, decir… "Amada mía…"
Pero aquí llegas tú, puntual, serena,
a cerrarme la boca dulcemente.

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Una disculpa por la ausencia, mi PC decidió dejar de funcionar, ha sido resucitada y ahora las cosas vuelven a la normalidad, los posts volverán a hacerse con la frecuencia acostumbrada.

De este poema... bueno, me gusta creer... me gusta creer. Eso es todo.

viernes, 7 de agosto de 2009

Solo

Solo
de Dámaso Alonso

Como perro sin amo, que no tiene
huella ni olfato, y yerra
por los caminos...

Antonio Machado
Hiéreme. Sienta
mi carne tu caricia destructora.

Desde la entraña se elevó mi grito,
y no me respondías. Soledad
absoluta. Solo. Solo.

Sí, yo he visto esos canes errabundos,
allá en las cercas últimas,
jadeantes huir a prima noche,
y esquivar las cabañas
y el sonoro rendil, donde mastines
más dichosos, no ignoran
ni el duro pan ni el palo del pastor.

Pero ellos huyen,
hozando por las cercas torrenteras,
ventaneando luceros, y si buscan
junto a un tocón del quejucal yacija,
pronto otra vez se yerquen:
se yerguen y avizoran la hondada
de las sombras, y huyen
bajo la indiferencia de los astros,
entre los cierzos finos.

Oh, sí, yo tengo miedo
a la absoluta soledad.
Miedo a tu soledad. Sienta tu garra,
tu beso de furor. Lo necesito
como un perro el castigo de su amo.
Mira:
soy hombre, y estoy solo.

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Estoy feliz... pero también estoy de luto. Estoy en duelo por tí, a quién conocí hace ya cinco años y a quién perdí estúpidamente hace quizás dos...

Ahora el tiempo de decir adiós está tocando mi puerta y voy a dejarle pasar.

Perdón por todo lo que te hice, no te insulto diciendo que no fue mi intención, porque a veces lo fue, pero sí te aseguro que me arrepiento. Por primera vez tengo algo de que arrepentime. Tú me enseñaste lo que es el arrepentimiento.

lunes, 3 de agosto de 2009

La nostalgia

La nostalgia
de Rosario Castellanos

Si te digo que fui feliz, no es cierto.

No creas lo que yo creo cuando me engaño.

El recuerdo embellece lo que toca:
te quita la jaqueca que tuviste,
el sopor de la siesta lo transfigura en éxtasis
y, en cuanto a ese zapato que apretaba
tanto que te impidió bailar el primer baile,
no hubo zapato. Mira: estás descalza, danzas
eternamente ingrávida en el círculo
cerrado de un abrazo.

Danzas sin esa doble barbilla de tu gula,
sin esa arruga artera
que está acechando alrededor de tu ojo.



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Es hora de danzar... y quizás de reír.

jueves, 30 de julio de 2009

Me dueles

Me dueles
de Jaime Sabines

Mansamente, insoportablemente, me dueles.
Toma mi cabeza. Córtame el cuello.
Nada queda de mí después de este amor.

Entre los escombros de mi alma, búscame,
escúchame.
En algún sitio, mi voz sobreviviente, llama,
pide tu asombro, tu iluminado silencio.

Atravesando muros, atmósferas, edades,
tu rostro (tu rostro que parece que fuera cierto)
viene desde la muerte, desde antes
del primer día que despertara al mundo.

¡Qué claridad de rostro, qué ternura
de luz ensimismada,
qué dibujo de miel sobre hojas de agua!

Amo tus ojos, amo, amo tus ojos.
Soy como el hijo de tus ojos,
como una gota de tus ojos soy.
Levántame. De entre tus pies levántame, recógeme,
del suelo, de la sombra que pisas,
del rincón de tu cuarto que nunca ves en sueños.
Levántame. Porque he caído de tus manos
y quiero vivir, vivir, vivir.

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Déjame en paz, recuerdo viciado y absurdo.



miércoles, 22 de julio de 2009

El amor duerme en el pecho del poeta

El amor duerme en el pecho del poeta
de Federico García Lorca

Tú nunca entenderás lo que te quiero
porque duermes en mí y estás dormido.
Yo te oculto llorando, perseguido
por una voz de penetrante acero.

Norma que agita igual carne y lucero
traspasa ya mi pecho dolorido
y las turbias palabras han mordido
las alas de tu espíritu severo.

Grupo de gente salta en los jardines
esperando tu cuerpo y mi agonía
en caballos de luz y verdes crines.

Pero sigue durmiendo, vida mía.
¡Oye mi sangre rota en los violines!
¡Mira que nos acechan todavía!


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Me despido de tí con quién te conocí en un principio, García Lorca. Sólo con él, aprendí tu verdadero significado, por eso he decidido dejarte atrás. No sin dolor. pero con esperanza de qué te vuelvas sólo un desliz de adolescente.

domingo, 19 de julio de 2009

Boca de llanto...

Boca de llanto...
de Jaime Sabines

Boca de llanto, me llaman
tus pupilas negras,
me reclaman. Tus labios
sin ti me besan.
¡Cómo has podido tener
la misma mirada negra
con esos ojos
que ahora llevas!

Sonreíste. ¡Qué silencio,
qué falta de fiesta!
¡Cómo me puse a buscarte
en tu sonrisa, cabeza
de tierra,
labios de tristeza!

No lloras, no llorarías
aunque quisieras;
tienes el rostro apagado
de las ciegas.

Puedes reír. Yo te dejo
reír, aunque no puedas.

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Sin comentarios. Demasiado para mí.



lunes, 6 de julio de 2009

Romance Filosófico

Romance Filosófico
de Sor Juana Inés de la Cruz

Fragmento

Finjamos que soy feliz,
triste Pensamiento, un rato;
quizá prodréis persuadirme,
aunque yo sé lo contrario,
que pues sólo en la aprehensión
dicen que estriban los daños,
si os imagináis dichoso
no seréis tan desdichado.

Sírvame el entendimiento
alguna vez de descanso,
y no siempre esté el ingenio
con el provecho encontrado.
Todo el mundo es opiniones
de pareceres tan varios,
que lo que el uno que es negro
el otro prueba que es blanco.

A unos sirve de atractivo
lo que otro concibe enfado;
y lo que éste por alivio,
aquél tiene por trabajo.

El que está triste, censura
al alegre de liviano;
y el que esta alegre se burla
de ver al triste penando.

Los dos filósofos griegos
bien esta verdad probaron:
pues lo que en el uno risa,
causaba en el otro llanto.

Célebre su oposición
ha sido por siglos tantos,
sin que cuál acertó, esté
hasta agora averiguado.

Antes, en sus dos banderas
el mundo todo alistado,
conforme el humor le dicta,
sigue cada cual el bando.

Uno dice que de risa
sólo es digno el mundo vario;
y otro, que sus infortunios
son sólo para llorados.

Para todo se halla prueba
y razón en qué fundarlo;
y no hay razón para nada,
de haber razón para tanto.

Todos son iguales jueces;
y siendo iguales y varios,
no hay quien pueda decidir
cuál es lo más acertado.

Pues, si no hay quien lo sentencie,
¿por qué pensáis, vos, errado,
que os cometió Dios a vos
la decisión de los casos?

O ¿por qué, contra vos mismo,
severamente inhumano,
entre lo amargo y lo dulce,
queréis elegir lo amargo?

Si es mío mi entendimiento,
¿por qué siempre he de encontrarlo
tan torpe para el alivio,
tan agudo para el daño?

[...]

Aprendamos a ignorar,
pensamiento, pues hallamos
que cuanto añado al discurso,
tanto le usurpo a los años.


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Sor Juana siempre me recuerda a los años de la prepa, a las amigas que junto a mí leyeron sus poemas y los disfrutaron tanto o más; me recuerda a G y a la mochila robada...

miércoles, 24 de junio de 2009

El corazón perplejo

El corazón perplejo
de Carlos Marzal

Desventurado corazón perplejo,
inconsecuente corazón,
no dudes.
No tiembles nunca más por lo que sabes,
no temas nunca más por lo que has visto.
Calamitoso corazón,
alienta.

Aprende en este ahora
el pálpito que vuelve con lo eterno,
para latir conforme en valentía.
Los números del mundo están cifrados
en la clave de un sol tan rutilante
que te ciega los ojos si calculas.
Ciégate en esperanza,
errátil corazón,
suma los números.
Un orden en su imán te está esperando.

Desde el final del tiempo se levanta
un ácido perfume de hojas muertas.
Respíralo y respira su secreto.
Abre de par en par tu incertidumbre.
No permitas
que encuentre domicilio la tibieza,
ni que este inescrutable amor oscuro
cometa el gran pecado de estar triste.
Acógete a ti mismo en tus entrañas
con tu abrazo más fuerte,
tu mejor padre en ti, tu mejor hijo,
gobierna tu ocasión de madurez.

Insiste una vez más,
aspira en estas rosas
su pútrido fermento enamorado.
En este desvarío de tu voz
se desnuda el enigma, transparece
la recompensa intacta de estar siendo.

Aquí estamos tú y yo,
altivo corazón,
en desbandada.
A fuerza de caer, desvanecidos.
y a fuerza de cantar,
enajenados.

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La belleza procede de lo eterno. Hoy no tengo nada más que decir.

Me gusta el poema, me gusta el autor. Espero que a otras personas les guste también.



lunes, 15 de junio de 2009

Ingenuidad

Ingenuidad

¿Sabes quién eres?
Eres tú, prisión y jazmín,
a quién escribo todo.
Eres tú, la compañía amigable,
la gran musa de mi oficio.

"Sé que no responderás."

Nunca lo haces.
Sé que poco te interesa
lo que yo pueda escribir.
Sé que te conozco, como
si a tu lado hubiera pasado
todos los días de mi vida.
Sé que crees que todo esto
es mentira.

Hay días que me gustaría no recordar.
Todas las veces que nos hicimos daño.
Todas las veces que me di la vuelta
y te abandoné. Todas las veces que
tú hiciste lo mismo.

Cuando el silencio me abruma,
escucho tu voz desde lejos.
A sabiendas de que no me llamas.
Todavía espero que lo hagas.

Y... es que soy tan ingenua.
Queriendo creer que todavía hay
preocupación en tus miradas
desdeñosas, creo aun
que son sólo artificiosas.

"Cuando se trata de tí
las cosas pierden importancia."

Cuando se trata de tí,
una parte de mí se revuelca
y se rebaja.
Y lo disfruta.
Una parte de mí siempre
estará a tu disposición;
a tu servicio, una parte de mí
será siempre parte tuya.

"Si cerrara los ojos,
tu sonrisa purpúrea
se quedaría conmigo."

Me gusta creer que
tú piensas lo mismo.
Me gusta creer que
aun me piensas y que
a veces aun me sientes.
Soy tan ingenua.
Sabes que eso nunca
fue mentira.

domingo, 14 de junio de 2009

Canción de la búsqueda

Canción de la búsqueda
de José Ángel Buesa


Todavía te busco mujer que busco en vano,
mujer que tantas veces cruzaste mi sendero,
sin alcanzarte nunca cuando extendí la mano
y sin que me escucharas cuando dije: "te quiero..."

Y, sin embargo, espero. Y el tiempo pasa y pasa.
Y ya llega el otoño, y espero todavía:
De lo que fue una hoguera sólo queda una brasa,
pero sigo soñando que he de encontrarte un día.

Y quizás, en la sombra de mi esperanza ciega,
si al fin te encuentro un día, me sentiré cobarde,
al comprender, de pronto, que lo que nunca llega
nos entristece menos que lo que llega tarde.

Y sentiré en el fondo de mis manos vacías,
más allá de la bruma de mis ojos huraños,
la ansiedad de las horas convirtiéndose en días
y el horror de los días convirtiéndose en años...

Pues quizás esté mustia tu frente soñadora,
ya sin calor la llama, ya sin fulgor la estrella...
Y al no decir: "¡Es ella!" - como diría ahora -,
seguiré mi camino, murmurando: "Era ella..."


--------------------------

No entenderé nunca lo que pasa por tu cabeza. No sé si me interesa averiguarlo, pero lo que siento y sentiré por tí no es de las cosas que se esfuman ni se desvanecen.

Puedo con tu silencio y puedo con tu castigo, hasta puedo con tu indiferencia. Pero no sé si pueda contra la espera infinita de una respuesta o de una señal. Si me pidieras que lo dijera, lo diría. Pero cómo nunca me pides nada, no lo diré. Aunque eso sea lo que yo sienta.

lunes, 1 de junio de 2009

Soneto LXIV

Soneto LXIV
de Pablo Neruda

De tanto amor mi vida se tiñó de violeta
y fui de rumbo en rumbo como las aves ciegas
hasta llegar a tu ventana, amiga mía:
tú sentiste un rumor de corazón quebrado

y allí de la tinieblas me levanté a tu pecho,
sin ser y sin saber fui a la torre del trigo,
surgí para vivir entre tus manos,
me levanté del mar a tu alegría.

Nadie puede contar lo que te debo, es lúcido
lo que te debo, amor, y es como una raíz
natal de Araucanía, lo que te debo, amada.

Es sin duda estrellado todo lo que te debo,
lo que te debo es como el pozo de una zona silvestre
en donde guardó el tiempo relámpagos errantes.


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Serás siempre mi más púrpura pasión. Mi más secreto amor de Neruda. Mi más bella mariposa.
Hoy te siento y soy feliz.
Es hora de darnos una oportunidad, es nuestro momento.

domingo, 31 de mayo de 2009

El Poema de Amor que Nunca Escribirás

El Poema de Amor que Nunca Escribirás
de Carlos Marzal

Debería nombrar (debería intentarlo)
el afán hasta hoy por ti dilapidado
en perseguir amor, que quizá fuera tanto
como el afán de huir, fatigado hasta el asco,
de todas las trastiendas, repletas de fracasos,
que los cuerpos arrastran, y en que nos arrastramos.

Debería acoger, dar lugar a unos labios
que nombraran sin fe, sólo de cuándo en cuándo
-por momentos, sinceros; por momentos, falsarios-
diálogos de alcoba que pareciesen tangos
(eso acaban por ser, o algo más triste acaso,
siempre que en la distancia solemos evocarlos):

De esta vida tan sucia, de sus trabajos vanos,
me consuela, mi amor, el fingir, fabulando,
otra eterna contigo, cogidos de la mano.
Y habría de alojar dictámenes sagrados,
con los que, ya bebidos, tanto nos excitamos:
De entre todas las perras que en la noche he tratado,

la más perra eres tú. Debería, malsano,
contener esas citas de los domingos vastos,
insulsas y festivas, amasadas de hartazgo,
en que la vida toda se obstina en maltratarnos,
con su aire de ramera experta en el contagio
del odio hacia la vida, del tedio y del cansancio.

No podrían faltar los cuerpos del verano,
cuando la adolescencia ardía por el tacto,
en especial aquél de todo lo vedado.
Ni habría de omitir el vicio solitario,
por el amor perdido en inventar los rasgos
del amor, que, entretanto, no dormía a tu lado.

Y en él habitarían con todo su sarcasmo
-al fin y al cabo son tristes muertos de antaño,
fragmentos de tu vida que salvas del naufragio-
las cartas sin respuesta; yesos aniversarios,
tiernamente ridículos después de celebrados,
que dejan en el alma aroma a mal teatro.

Y los reproches mutuos, merecidos y agrios,
dirigidos al centro del dolor, como un dardo
con toda la miseria que acarrean los años.
El placer del acoso, cuando el amor intacto,
y cuando la ignorancia, ese bálsamo arcano,
no señalaba límites al indudable ocaso.

El maldito poema tanto tiempo aplazado,
y que no escribirás, porque el tema es ingrato,
querría redimirte de todos tus letargos.
Una voz que te daña diría murmurando:
Del amor, amor mío, te quiero siempre esclavo,
para que tus palabras no tengan que inventarlo.

Quien a ese poema de amor dilapidado
incauto se atreviera, sin calcular el daño,
amaría el amor, probablemente tanto
como el afán de huir, fatigado hasta el asco,
de todas las trastiendas, repletas de fracasos,

que los cuerpos arrastran, y en que nos arrastramos.


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Sabía que eventualmente este poema regresaría para atormentarme. Siempre son así los poemas buenos: un enorme tormento.

lunes, 25 de mayo de 2009

Corazón Coraza

Corazón Coraza
de Mario Benedetti


Porque te tengo y no
porque te pienso
porque la noche está de ojos abiertos
porque la noche pasa y digo amor
porque has venido a recoger tu imagen
y eres mejor que todas tus imágenes
porque eres linda desde el pie hasta el alma
porque eres buena desde el alma a mí
porque te escondes dulce en el orgullo
pequeña y dulce
corazón coraza

porque eres mía
porque no eres mía
porque te miro y muero
y peor que muero
si no te miro amor
si no te miro

porque tú siempre existes dondequiera
pero existes mejor donde te quiero
porque tu boca es sangre
y tienes frío
tengo que amarte amor
tengo que amarte
aunque esta herida duela como dos
aunque te busque y no te encuentre
y aunque
la noche pase y yo te tenga
y no.


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A tu muerte, todos hemos de llorar.
Pero no te irás nunca. Ahora vives en nosotros, en los libros y para siempre.

sábado, 16 de mayo de 2009

Yo no soy yo.

Yo no soy yo
de Juan Ramón Jiménez

Yo no soy yo.
Soy este
que va a mi lado sin yo verlo,
que, a veces, voy a ver,
y que, a veces olvido.
El que calla, sereno, cuando hablo,
el que perdona, dulce, cuando odio,
el que pasea por donde no estoy,
el que quedará en pie cuando yo muera.


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A veces, tú tampoco eres tú.

Muchas veces yo no soy yo.

Ya no quiero que me hieras.



domingo, 3 de mayo de 2009

Other Lives and Dimensions and Finally a Love Poem.

Other Lives and Dimensions and Finally a Love Poem
by Bob Hicok

My left hand will live longer than my right. The rivers
of my palms tell me so.
Never argue with rivers. Never expect your lives to finish
at the same time. I think

praying, I think clapping is how hands mourn. I think
staying up and waiting
for paintings to sigh is science. In another dimension this
is exactly what's happening,

it's what they write grants about: the chromodynamics
of mournful Whistlers,
the audible sorrow and beta decay of Old Battersea Bridge.
I like the idea of different

theres and elsewheres, an Idaho known for bluegrass,
a Bronx where people talk
like violets smell. Perhaps I am somewhere patient, somehow
kind, perhaps in the nook

of a cousin universe I've never defiled or betrayed
anyone. Here I have
two hands and they are vanishing, the hollow of your back
to rest my cheek against,

your voice and little else but my assiduous fear to cherish.
My hands are webbed
like the wind-torn work of a spider, like they squeezed
something in the womb

but couldn't hang on. One of those other worlds
or a life I felt
passing through mine, or the ocean inside my mother's belly
she had to scream out.

Here, when I say I never want to be without you,
somewhere else I am saying
I never want to be without you again. And when I touch you
in each of the places we meet,

in all of the lives we are, it's with hands that are dying
and resurrected.
When I don't touch you it's a mistake in any life,
in each place and forever.

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Tú... Tú nunca sabrás. Ahora yo intento callarme.

martes, 21 de abril de 2009

1955

1955
de Salvador Novo


Al poema confío la pena de perderte.
He de lavar mis ojos de los azules tuyos,
faros que prolongaron mi naufragio.
He de coger mi vida desecha entre tus manos,
leve jirón de niebla
que el viento entre sus alas efímeras dispersa.
Vuelva la noche a mí, muda y eterna,
del diálogo privada de soñarte,
indiferente a un día
que ha de hallarnos ajenos y distantes.



---------------------
Me encanta como 50 años después el poema sigue igual de vigente que el día que fue escrito... por mi parte: Ojalá y sólo fuera al poema... en realidad se lo confío a cada pieza que escribo.
Vuelve, aunque no sepas que te fuiste.

martes, 14 de abril de 2009

Poema del renunciamiento

Poema Del Renunciamiento
de José Ángel Buesa

Pasarás por mi vida sin saber que pasaste.
Pasarás en silencio por mi amor, y al pasar,
fingiré una sonrisa, como un dulce contraste
del dolor de quererte ... y jamás lo sabrás.

Soñaré con el nacar virginal de tu frente;
soñaré con tus ojos de esmeraldas de mar;
soñaré con tus labios desesperadamente;
soñaré con tus besos ... y jamás lo sabrás.

Quizás pases con otro que te diga al oído
esas frases que nadie como yo te dirá;
y, ahogando para siempre mi amor inadvertido,
te amaré más que nunca ... y jamás lo sabrás.

Yo te amaré en silencio, como algo inaccesible,
como un sueño que nunca lograré realizar;
y el lejano perfume de mi amor imposible
rozará tus cabellos ... y jamás lo sabrás.

Y si un día una lágrima denuncia mi tormento,
-- el tormento infinito que te debo ocultar --
te diré sonriente: "No es nada ... ha sido el viento".
Me enjugaré la lágrima ... ¡y jamás lo sabrás!

-----------------------------------------

Hoy te dejo atrás, jamás sabrás lo que tuve que hacer, a lo que tuve que renunciar por tu bien y por el mío. Espero que nunca te tengas que enterar de lo que hice. Espero que algún día lo notes, que te percates que me marché y quizás te roce un pensamiento profundo acerca de mí.

domingo, 12 de abril de 2009

Ajedrez

Ajedrez
de Rosario Castellanos


Porque éramos amigos y, a ratos, nos amábamos;
quizá para añadir otro interés
a los muchos que ya nos obligaban
decidimos jugar juegos de inteligencia.

Pusimos un tablero enfrente de nosotros:
equitativo en piezas, en valores,
en posibilidad de movimientos.

Aprendimos las reglas, les juramos respeto
y empezó la partida.

Henos aquí hace un siglo, sentados, meditando
encarnizadamente
cómo dar el zarpazo último que aniquile
de modo inapelable y, para siempre, al otro.


----------------------------

Nos portamos así demasiadas veces, creo que así es como nos hemos portado siempre. Es hora de dejar ir. Es hora de avanzar. Es hora de que me perdones.

viernes, 3 de abril de 2009

Pureza

Pureza
de Ramón López Velarde

La pasión con que te adoro es la espléndida pureza
de las flores del altar, es el lánguido desmayo
que domina a los amantes cuando sienten la cabeza
de la virgen desposada en su pecho descansar;
la pasión con que te adoro es tan blanca como rayo
de la luna, que se mira en la vidriera atravesar.

Son tan puros mis amores cual las ansias ignoradas
con que besan a la espuma los nenúfares del río
al brillar entre el boscaje las luciérnagas doradas;
las ternuras que te guardo no se han muerto con el frío:
son las únicas ternuras que han quedado inmaculadas
en el fondo cenagoso de mi espíritu sombrío.

Al sentir que vuela a ti mi fe última de niño
te consagro la sublime floración de mi cariño
porque brillas con fulgores de divina refulgencia
en las sombras impalpables que han envuelto mi existencia
cual destello cintilante de las luces de algún astro
o cual nítida blancura de una estatua de alabastro.

He mirado indiferente el amor de otras mujeres
porque sólo tú no dejas el hastío de los placeres,
porque sólo a tu mirada temblorosa de pasión
se arrodillan las más puras ilusiones de mi infancia,
y quisiera saturar el marchito corazón
de tu alma de querube con la púdica fragancia.

De mi alma contemplé la blancura ya perdida,
y al buscar amores castos por la senda del camino
sólo tú le respondiste al doliente peregrino,
pues mi espíritu manchado de tu espíritu es hermano,
y embalsama tu pureza los dolores de mi vida
cual perfuma la azucena el ambiente del pantano.

Fe levantas, sueño de oro, en mi alma que te espera,
cual se aleja en las mañanas de los días la primavera,
cuando trinan las calandrias en las verdes enramadas
la plegaria gemebunda de los bronces del santuario,
cual la hostia se levanta en las ondas azuladas
de los círculos ligeros que despide el incensario.

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Las cosas más puras son las que se pudren primero.

miércoles, 25 de marzo de 2009

Humo

Humo

¿Cuándo me vas a entender?
¿Cuándo te vas a dar cuenta?
Estoy parada en tu mundo de
confusa luz perversa
y aunque hay días que sueño
con el escape perfecto de tu
terrible prisión, me quedo,
de nuevo, parada.

Algún día me vas a ver,
en tu rostro se reflejaran
todos mis demonios, todas
mis tristezas, todas las llamaradas
que fundí dentro de mi
insensato interior.

Algún día (alguno será, algún...)
me vas a ver y como el humo
se disiparan todas tus dudas,
todas tus palabras de miseria,
de dolor y de malsana agonía.

Como el humo se iran despedazando
se iran evaporando, se iran sublimando.
Como el humo, se llenaran de penumbra
de aroma y de calidez. Y algún día
incauto de sol y de sombra, te
encontrarás con todo lo que soy
lo que fui y lo que pude haber
sido, lo que veo, lo que escondo
y lo que pretendo ser...

Algún día, tú abrirás los ojos.

lunes, 23 de marzo de 2009

Desamor

Desamor
de Rosario Castellanos

Me vio como se mira al través de un cristal
o del aire
o de nada.

Y entonces supe: yo no estaba allí
ni en ninguna otra parte
ni había estado nunca ni estaría.

Y fui como el que muere en la epidemia,
sin identificar, y es arrojado
a la fosa común.

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Busco el contrario, la antítesis de lo que estoy viviendo. Hoy soy feliz... Extrañamente. Hoy sólo me queda el recuerdo, y el recuerdo solo es suficiente. Ya no necesito andar buscando razones. Ahora lo entiendo todo.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Heces

Heces
de César Vallejo

Esta tarde llueve, como nunca; y no
tengo ganas de vivir, corazón.

Esta tarde es dulce. Por qué no ha de ser?
Viste gracia y pena; viste de mujer.

Esta tarde en Lima llueve. Y yo recuerdo
las cavernas crueles de mi ingratitud;
mi bloque de hielo sobre su amapola,
más fuerte que su “No seas así!”

Mis violentas flores negras; y la bárbara
y enorme pedrada; y el trecho glacial.
Y pondrá el silencio de su dignidad
con óleos quemantes el punto final.

Por eso esta tarde, como nunca, voy
con este búho, con este corazón.

Y otras pasan; y viéndome tan triste,
toman un poquito de ti
en la abrupta arruga de mi hondo dolor.

Esta tarde llueve, llueve mucho. ¡Y no
tengo ganas de vivir, corazón!

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Hoy leí este poema para mi clase de análisis de textos... y vaya... me dejó anonadada, desde el título hasta el último punto de exclamación. Al principio me pareció un poema más de desamor; pero al leerlo por segunda y tercera vez me cayó el veinte, es el poeta el que se culpa por lo que pasó, el poeta se hace responsable de sus errores. Como me gustaía poder hacer eso, como me gustaría que todo mundo pudiera. Hoy me sentí identificada... creeme, la del poema soy yo.


sábado, 14 de marzo de 2009

Otro poema de los dones

Otro poema de los dones
de Jorge Luis Borges

Gracias quiero dar al divino
laberinto de los efectos y las causas
por la diversidad de las criaturas
que forman este singular universo,
por la razón, que no cesará de soñar
con un plano del laberinto,
por el rostro de Elena y la perseverancia de Ulises,
por el amor, que nos deja ver a los otros
como los ve la divinidad,
por el firme diamante y el agua suelta,
por el álgebra, palacio de preciosos cristales,
por las místicas monedas de Ángel Silesio,
por Schopenhauer,
que acaso descifró el universo,
por el fulgor del fuego
que ningún ser humano puede mirar sin un asombro antiguo,
por la caoba, el cedro y el sándalo,
por el pan y la sal,
por el misterio de la rosa
que prodiga color y que no lo ve,
por ciertas vísperas y días de 1955,
por los duros troperos que en la llanura
arrean los animales y el alba,
por la mañana en Montevideo,
por el arte de la amistad,
por el último día de Sócrates,
por las palabras que en un crepúsculo se dijeron
de una cruz a otra cruz,
por aquel sueño del Islam que abarcó
Mil Noches y una Noche,
por aquel otro sueño del infierno,
de la torre del fuego que purifica
y de las esferas gloriosas,
por Swendenborg,
que conversaba con los ángeles en las calles de Londres,
por los ríos secretos e inmemoriales
que convergen en mí,
por el idioma que, hace siglos, hablé en Nortumbria,
por la espada y el arpa de los sajones,
por el mar, que es un desierto resplandeciente
y una cifra de cosas que no sabemos,
por la música verbal de Inglaterra,
por la música verbal de Alemania,
por el oro, que relumbra en los versos,
por el épico invierno,
por el nombre de un libro que no he leído: Gesta Dei per Francos,
por Verlaine, inocente como los pájaros,
por el prisma de cristal y la pesa de bronce,
por las rayas del tigre,
por las altas torres de San Francisco y de la isla de Manhattan,
por la mañana en Texas,
por aquel sevillano que redactó la Epístola Moral
y cuyo nombre, como él hubiera preferido, ignoramos,
por Séneca y Lucano, de Córdoba,
que antes del español escribieron
toda la literatura española,
por el geométrico y bizarro ajedrez,
por la tortuga de Zenón y el mapa de Royce,
por el olor medicinal de los eucaliptos,
por el lenguaje, que puede simular la sabiduría,
por el olvido, que anula o modifica el pasado,
por la costumbre,
que nos repite y nos confirma como un espejo,
por la mañana, que nos depara la ilusión de un principio,
por la noche, su tiniebla y su astronomía,
por el valor y la felicidad de los otros,
por la patria, sentida en los jazmines
o en una vieja espada,
por Whitman y Francisco de Asís, que ya escribieron el poema,
por el hecho de que el poema es inagotable
y se confunde con la suma de las criaturas
y no llegará jamás al último verso
y varía según los hombres,
por Frances Haslam, que pidió perdón a sus hijos
por morir tan despacio,
por los minutos que preceden al sueño,
por el sueño y la muerte,
esos dos tesoros ocultos,
por los íntimos dones que no enumero,
por la música, misteriosa forma del tiempo.

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Hay tantas cosas por las cuales agradecería y tantas otras por las que no. A veces agradezco por tí, a veces no lo hago. A veces agradezco por todo y tantas veces no hay nada por que agradecer. Hoy sólo agradezco por lo que me resta de cordura.


miércoles, 4 de marzo de 2009

Poema de la despedida

Poema de la despedida
de José Ángel Buesa

Te digo adiós, y acaso te quiero todavía.
Quizá no he de olvidarte, pero te digo adiós.
No sé si me quisiste... No sé si te quería...
O tal vez nos quisimos demasiado los dos.

Este cariño triste, y apasionado, y loco,
me lo sembré en el alma para quererte a ti.
No sé si te amé mucho... no sé si te amé poco;
pero sí sé que nunca volveré a amar así.

Me queda tu sonrisa dormida en mi recuerdo,
y el corazón me dice que no te olvidaré;
pero, al quedarme solo, sabiendo que te pierdo,
tal vez empiezo a amarte como jamás te amé.

Te digo adiós, y acaso, con esta despedida,
mi más hermoso sueño muere dentro de mí...
Pero te digo adiós, para toda la vida,
aunque toda la vida siga pensando en ti.


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Todos nos estamos despidiendo de algo, yo me despido de tí, y tú de alguien más también te estás despidiendo. Todos tenemos algo de que despedirnos, de hábitos viejos y cansados, de alegrías pasadas que no van a repetirse, de recuerdos fibrosos que nos anegan en al interior... Todos nos estamos despidiendo, yo de tí y tú de alguien más.

domingo, 1 de marzo de 2009

Creo que siempre habrá un lugar...

Un lugar

Creo que siempre habrá un lugar,
un lugar dónde vea tu cabeza
y su sombra sobre mi almohada.

Un lugar dónde el rocío no logre
mojar todo lo que siento con
esperanzas falsas y palabras
de aliento con sabor a mentira.

Siempre habrá un lugar dónde
te permita esconderte dentro
de mi propia cabeza y jugar.

Dónde no haya luz ni sombra,
un lugar lleno de la paciencia
que perdí y todo el aprecio que
tomaste, un lugar dónde no te vea
todos los días, un lugar dónde no
tenga que esperar tu regreso o tu
decisión.

Siempre habrá un lugar,
dónde tú no existes
y no me llamas a cada paso
y mirada que doy o luzco.

Siempre habrá un lugar dónde
no tenga que esconderme de tu
ausencia, dónde no tenga que
temer de tu voz o de tu flama.

Siempre encontraré ese lugar
cerca de recuerdos vagos,
de mi vida antes de la vida,
cerca de todo lo que nunca pasó.

miércoles, 25 de febrero de 2009

Un mar de lágrimas

Un mar de lágrimas
de Carlos Marzal

Sufrirás. Ya has sufrido.
Tal vez estés sufriendo.
Y aunque sepas por qué (si es que lo sabes),
ese conocimiento no será tu consuelo.

El adiós a los tuyos; el azar,
implacable; la incógnita del cielo,
todo lo que se pierde
hechos y vida abajo, tiempo abajo,
o también vida arriba, hacia lo que te espera,
todo, configura el sabor de tus lágrimas,
un sabor sin sabor, ya que no lo comparte
quien te ha visto sufrir
-no puede compartirlo-,
un sabor que no entiendes,
un cúmulo de lágrimas que trazan,
no sé dónde,
un mar por el que bogan,
y no sé para qué,
inútiles por siempre, inconsolables,
quién sabe desde cuándo,
su alma,
tu alma
y la mía.

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Ya no tiene remedio, es verdad, hay cosas que ya no tienen remedio.
Hoy me cayó el veinte de algo que me había estado atormentando durante dos años, ahora siento un extraño sentimiento de paz. Sigo esperando la llegada de más respuestas, sigo esperando el momento en el que pierda la necesidad, sigo esperando el momento de la liberación... Pero mientras espero... me la estoy pasando super cool.
Yo nunca he sido constante, ni de ideas claras. No sé lo que hago la mayor parte del tiempo, pero creo que ahora estoy muy cerca de estar casi lista para hacer lo que debo. Y será bueno para todos.